Guatemala
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Lo que los candidatos presidenciales deben tomar en cuenta

Qué triste es pensar que a pesar de que Guatemala ha adoptado la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas aún se mantienen marginados de la sociedad seis millones de habitantes indígenas, que representan un 60% de la población. Si continuamos sin prestarles la atención debida, seguiremos alimentando la pobreza, el analfabetismo y la desnutrición, entre otros problemas, y Guatemala seguirá cayendo en un abismo.

A pesar de que los pueblos indígenas contribuyen activamente en la economía del país, poco o nada se hace para enderezar el barco. Teniendo esto en cuenta, me he entrevistado con un personaje de origen maya-xinka que me ha impresionado por su pasión en desear ver una Guatemala diferente. Rodemiro, con su relato sencillo y honesto, me ha llegado al corazón y pienso que tiene que haber muchos Rodemiros viviendo en Guatemala que son totalmente ignorados o invisibilizados por la sociedad. Este es parte de su relato.

“Soy José Rodemiro Lantán López. En mi primera etapa de vida fui disciplinado en las oficios de labrar la madre tierra, agricultor, pescador artesanal en lagunas, canales, ríos y mar. En mis inicios hubo un territorio que me llamó mucho la atención, el pueblo maya ch´orti´, donde las personas reflejaban en sus rostros mucho dolor, sufrimiento y miedo. Comprendí que las comunidades no podrían ser actoras de su propia historia si seguíamos llevándoles alimentos como el ave lleva comida a su polluelo al nido”.

“En la organización Comundich, a la que pertenezco ahora, destacan en el Corredor Seco 15 Reservorios de Agua que están contribuyendo de manera significativa en mejorar la calidad de vida de las familias indígenas ch´orti´ y a disminuir los niveles de desnutrición en niñas y niños, y las enfermedades gastrointestinales”.

“Si me tocara pedir ayuda, sería pidiendo que nos encontremos en nuestra memoria histórica, con un sentimiento de liberación, con conciencia de humanidad y con conciencia de identidad. En segundo lugar, pediría ayuda a los empresarios, inversionistas, que no es consolidando el crimen en un sistema de gobierno que reprime, persigue, amordaza, encarcela, asesina y desaparece a sus pueblos, a sus habitantes o a sus hijos que las inversiones se sustentan y sostienen. Si podemos establecer rutas nuevas para dialogar, sus inversiones serían más seguras y nuestras vidas tendrían paz dentro de nuestros territorios”.

“Por último, pediría a los organismos internacionales como la ONU, OIM, Usaid, entre otros, que en nuestra patria grande hay vida para todos y todas, que tenemos condiciones para vivir, desarrollarnos y realizarnos. Que no queremos migrar, no queremos dejar nuestra historia, nuestra identidad, nuestra cultura, pero nos están obligando a abandonar nuestras tierras. Tomen en serio nuestras condiciones de vida, pues México y EE. UU. tendrán que lidiar con los pueblos indígenas que están siendo arrojados al vacío”.

“Mi admiración está en aquellas mujeres que día a día enfrentan la difícil decisión de cuántas tortillas tenemos para hoy, con qué la acompañamos, con frijol o sal. Pero mi mayor admiración está en aquellas personas que luchan contra viento y marea para defender la patria grande”.

Es notoria la desigualdad, la discriminación y el racismo hacia la población indígena en salud, empleo, ingresos y, en especial, educación. En vísperas de las elecciones, ¿será que los presidenciables toman en consideración las necesidades y los sueños de los pueblos indígenas o son indiferentes?