Diplomáticos de los dos países coincidieron en la importancia de las relaciones de respeto entre las naciones para fortalecer la convivencia y la paz en la casa común

El Embajador de Nicaragua ante la Santa Sede, Francisco Javier Bautista Lara, se reunió este lunes con su par de la República de Irak, Rahman Farhan Alaameri, para dialogar sobre cultura, historia, tradiciones y asuntos contemporáneos.
Durante el encuentro amistoso, ambos diplomáticos coincidieron en la importancia de las relaciones de respeto entre las naciones para fortalecer la convivencia y la paz en la casa común; así como los saludos mutuos de los Gobiernos y pueblos que representan.
En el contexto actual resulta ineludible referirse a la pandemia que nos afecta, la relativa estabilidad que Irak y Nicaragua recuperan, a pesar del daño sufrido y de las inciertas circunstancias de un fenómeno inesperado que hay que superar y aprender a convivir.
En la cita también dialogaron sobre las preferencias culinarias de ambos pueblos, las creencias religiosas, una con predomino cristiano y la otra musulmana, el idioma árabe y español, la influencia árabe-musulmana en la península ibérica durante ocho siglos que, con el descubrimiento, la América española recibió en algunas palabras, costumbres y algo en la herencia biológica.
Por su parte, Bautista recordó la admiración del poeta nicaragüense Rubén Darío por la milenaria tradición de esas regiones lo que expresó con creativa belleza literaria en sus poemas y prosa.
A pesar de las particularidades históricas y culturales, encontraron múltiples coincidencias, preocupaciones y aspiraciones comunes. Lo que comemos, bebemos, creemos y hablamos, son reflejo legítimo de nuestra identidad y de los orígenes socioculturales, muchas veces heredados por las circunstancias del entorno en la que nacemos y vivimos.
Los Embajadores reconocieron la importancia del diálogo interreligioso con la Santa Sede, de los mensajes de amistad social, solidaridad y fraternidad que son comunes para todos los pueblos del mundo, entre creyentes y no creyentes y que obligan a atender con responsabilidad el cambio climático, las relaciones internacionales y la preservación de la paz universal.
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