Peru
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La fuerza del Perú invisible


El Perú es un país diverso, esa diversidad se refleja en la composición social de su población, en su geografía, su historia, en sus costumbres, diversas lenguas y dialectos, cultura y creencias religiosas. Gran parte de ese Perú no es visible o poco conocido. Hay quienes hablan de la existencia de un Perú formal, informal e ilegal, además de ellos considero que hay un Perú invisible donde podemos encontrar aspectos positivos que impulsan y motivan a seguir construyendo una patria justa, libre y soberana. Recordando que, si hay justicia, habrá paz y si hay paz habrá desarrollo. 

En ese Perú invisible, está el padre de familia que de manera honrada se esfuerza por llevar el pan a su mesa, educar a sus hijos, pagar los servicios públicos o el alquiler de una vivienda, aunque a veces está desempleado, encuentra la forma para autoemplearse como comerciante ambulante, lavador de carros, vigilante, obrero, balsero o taxista. Junto al amanecer encontramos al noble agricultor, que en solitario y bajo la inclemencia del clima, cultiva su tierra con la esperanza de tener una buena cosecha a pesar de los riesgos que existen por el cambio climático, el alza del precio de los fertilizantes y los bajos precios de sus productos.

Esta el emprendedor que, desde su negocio grande o pequeño, genera empleo, paga sus impuestos, honra con puntualidad sus créditos y enfrenta las difíciles situaciones dando rienda suelta a su ingenio y creatividad. El territorio peruano se energiza con el vigor del joven estudiante que estudia con esmero y dedicación, que muchas veces para sortear sus limitaciones económicas alterna sus estudios con un trabajo a medio tiempo, en busca de convertirse en un profesional con ética y valores al servicio de su patria.

Encontramos a profesionales de diversas disciplinas que trabajan con dedicación y transparencia dando más de lo que están obligados a realizar, costean su capacitación y formación, a veces sin recibir un salario adecuado. Procuran están al día sobre las mega tendencias globales y las políticas públicas nacionales. Están aquellos que cultivan el alma a través de la música, el arte y las letras.

En la costa la sierra y la selva, está la luz fulgurante que emana de los corazones de las mujeres honestas y trabajadoras que se desempeñan con dedicación y sacrificio como profesionales, artesanas, obreras, artistas y responsables del hogar. No se amilanan a pesar de que en ocasiones sufren actos de injusticia y discriminación o trabajan alejadas de su familia. Algunas hacen el rol de padre y madre para sus hijos.

El Perú invisible evoca, “la palabra del mudo” magistral obra literaria escrita por el genial Julio Ramón Ribeyro y expresa la fuerza que soporta de manera vigorosa a un pueblo que a pesar del infortunio canta y baila al ritmo de una melodía popular. Que el crecimiento económico lo siente cuando tiene trabajo, pan para alimentar a su familia y casa para cobijarlo, así como, recursos para educar a sus hijos. El Perú invisible no es indiferente menos conformista, con valentía se pone de pie y con su fuerza no permite que caiga su amada patria, no espera mucho de sus intelectuales y políticos porque percibe que muchos de ellos sólo están comprometidos con sus intereses particulares.

Los casos de éxito y acciones positivas de las personas correctas no aparecen en los medios de comunicación masiva, son invisibilizados porque no venden como el escándalo, como la noticia sangrienta o la farándula que crea ídolos de barro y porque no sirven como psicosociales. En el Perú invisible hay millones de historias dignas de emular, resaltar y contar, allí todos son héroes de batallas reales y triunfan sin la necesidad de tener abolengo, es el crisol de la verdadera peruanidad que alberga las costumbres y tradiciones de un país milenario, allí se funden las emociones y energías para afrontar el olvido del Perú formal que es incapaz de darle acceso a servicios de salud y educación con calidad, agua y saneamiento, seguridad y esperanza. Mira con desdén y decepción las peleas infructuosas que se producen entre los poderes del gobierno, así como el camino sinuoso que siguen los que administran justicia.

En el Perú invisible están los nobles ideales, está la convicción cívica y patriótica, la fuerza que nos impulsa a construir una sociedad justa, es decir, donde haya oportunidades para todos. Allí están los hombres y mujeres de bien que constituyen la reserva moral de nuestra nación. El Perú invisible está a la espera que le reivindiquen sus derechos, que sus demandas sean escuchadas y que se establezca un escenario que le permita hacer realidad sus sueños y proyectos. La fuerza del Perú invisible nos recuerda nuestro pasado glorioso y nos da la fuerza para construir nuestro futuro victorioso.