
Un nuevo estudio indica que aproximadamente el 20% de los pacientes con enfermedad renal crónica que contrajo COVID-19 se convertía en caso grave, con un riesgo 3 veces mayor en comparación con aquellos sin patologías renales.
Fuente: Infobae
El COVID-19 se considera principalmente una enfermedad respiratoria, pero el riñón puede ser uno de los objetivos de la infección, ya que el virus ingresa a las células a través del receptor 2 de la enzima convertidora de angiotensina, que se encuentra en abundancia en el riñón.
La información sobre la afectación renal en COVID-19 es limitada pero está evolucionando rápidamente.
Un artículo bajo la dirección de Mohamed Hassanein, profesional del departamento de Nefrología e Hipertensión, Glickman Urological and Kidney Institute de Cleveland Clinic, analizó la patogenia de la lesión renal aguda (IRA) en COVID-19, su manejo óptimo y el impacto en pacientes con enfermedad renal crónica, pacientes con enfermedad renal en etapa terminal en diálisis y receptores de trasplante de riñón.
Los receptores ACE2 están presentes en los riñones, así como en los pulmones, el corazón y las células intestinales. El SARS-CoV, el virus que causó la epidemia de SARS en 2003, regula a la baja la expresión de ACE2 después de que ingresa a la célula, y sin los efectos contrarreguladores de ACE2, se cree conduce a enfermedades pulmonares, incluidas respiratorias agudas graves.
El riñón tiene una gran cantidad de receptores ACE2 y, por lo tanto, puede ser uno de los principales objetivos de la infección por SARS-CoV-2. Se ha informado una mayor incidencia en los Estados Unidos que en China. Además, los estudios de este último informaron el inicio de la lesión renal aguda (LRA) entre los 7 y 14 días después de la admisión, mientras que un estudio importante de pacientes hospitalizados con COVID-19 en los Estados Unidos encontró que el inicio tendía a llegar más temprano; 36,6% de más de 5500 pacientes estadounidenses desarrollaron LRA, y de estos, el 37,3% llegaron con ella o la desarrollaron dentro de las 24 horas posteriores al ingreso.
De aquellos con LRA, el 31,1% alcanzó el estadio 3 (el más alto, definido como un aumento de 3 veces o más en la creatinina sérica dentro de los 7 días o al inicio de la terapia de reemplazo renal) y el 14,3% necesitó terapia de reemplazo renal.
En otro estudio, 31% de 257 pacientes críticamente enfermos requirieron terapia de reemplazo renal. Un estudio que contrasta la incidencia de LRA entre 3345 pacientes con COVID-19 y 1265 pacientes sin coronavirus hospitalizados durante el mismo período de tiempo mostró que aquellos con el virus tenían una mayor incidencia de LRA (56,9% frente a 37,2%), y más de ellos necesitó terapia de reemplazo renal (4,9% vs 1,6%).
La insuficiencia renal aguda (AKI por sus siglas en inglés) en COVID-19 también se asocia con un mayor riesgo de muerte. Una revisión sistemática y un metanálisis de 6 estudios de China encontraron que la LRA grave en COVID-19 (definida como LRA en estadio 3 y LRA que requiere terapia de reemplazo renal) se asoció con un riesgo 3 veces mayor de muerte.
Un estudio estadounidense informó una tasa de mortalidad del 35% en pacientes con IRA; de los que murieron, el 91% tenía AKI en etapa 3. La tasa de mortalidad fue del 55% en aquellos que necesitaban terapia de reemplazo renal. Otro estudio mostró una tasa de mortalidad hospitalaria del 33,7% en aquellos con LRA asociada a COVID-19 en comparación con el 13,4% en aquellos con LRA sin COVID-19. Aquellos con AKI en etapa 3 y COVID-19 tuvieron una tasa de mortalidad 2,6 veces mayor que aquellos con AKI en etapa 3 que no tenían COVID-19.
El tratamiento de los pacientes con diagnóstico confirmado de COVID-19 y AKI comienza con una evaluación de la causa de ésta. Debe considerarse un amplio marco de causas prerrenales, renales y posrenales. Tomar la historia, realizar un examen físico y determinar el cronograma de la LRA mediante la revisión de la historia clínica son importantes para el diagnóstico y el tratamiento. Los medicamentos deben revisarse cuidadosamente y, si es posible, se debe suspender cualquier agente potencialmente nefrotóxico. Se debe considerar un catéter de Foley para medir con precisión la producción de orina y aliviar una posible obstrucción. Los análisis de sangre, el análisis de orina, el examen del sedimento de orina en busca de células y cilindros y las imágenes pueden ayudar a diagnosticar diferentes causas de AKI.
Un desafío importante durante la terapia de reemplazo renal continua en pacientes con COVID-19 es la coagulación frecuente del circuito, que se cree que se debe a la regulación positiva del sistema de coagulación por las citocinas inflamatorias.
La hemodiálisis en pacientes con síndrome de dificultad respiratoria aguda que requieren una posición prona necesita un protocolo de tiempo coordinado y secuencial para proporcionar un soporte ventilatorio adecuado en la posición prona y terapia de diálisis en la posición supina. Debe implementarse un enfoque de equipo sincronizado para coordinar y mantener la seguridad del acceso vascular durante el decúbito prono. Puede ser necesario considerar la terapia de reemplazo renal intermitente prolongada en lugar de la terapia continua.
“Las unidades de diálisis de los hospitales pueden experimentar una escasez de suministros de diálisis y de técnicos y enfermeras de diálisis. Se necesita una evaluación diaria cuidadosa de los recursos disponibles: se debe implementar un tablero de diálisis para rastrear equipos, suministros, personal y pacientes”, sugieren los especialistas en el informe.
Muchos pacientes con enfermedad renal crónica tienen múltiples comorbilidades, como diabetes e hipertensión, que pueden predisponerlos al COVID-19. La telemedicina se puede usar para monitorear y manejar a pacientes con enfermedad renal crónica estable mientras se minimiza su exposición. Las plataformas deben cumplir con los estándares de la Ley de Portabilidad y Responsabilidad del Seguro Médico.
Los pacientes con enfermedad renal en etapa terminal que reciben diálisis de mantenimiento generalmente tienen múltiples comorbilidades y tienen un mayor riesgo de COVID-19. La reunión inevitable de pacientes y los viajes frecuentes a las unidades de diálisis para pacientes ambulatorios pueden aumentar su riesgo de infección. Por tanto, se deben implementar estrategias preventivas para minimizar la transmisión y proteger a los pacientes en hemodiálisis ambulatoria y diálisis peritoneal.
Los receptores de un trasplante de riñón tienen un mayor riesgo de infección, en particular por una respuesta inmunitaria de células T deprimida debido a la inmunosupresión. El riesgo es mayor durante los primeros 3 meses después del trasplante, particularmente si los pacientes reciben terapia de inducción con agentes que reducen los linfocitos. Por lo tanto, durante la pandemia de COVID-19, el trasplante de riñón electivo debe realizarse con precaución.
Mientras millones de personas han sido ya vacunadas en los países ricos contra la covid-19, proliferan las estafas en internet con fármacos falsos que suponen un gran riesgo para la salud, alertan expertos de Naciones Unidas.
Fuente: EFE
Estas estafas en internet se han disparado porque existe una demanda que no se cubre por vías legales, y las prisas o la desesperación de algunas personas por inmunizarse les llevan al mercado ilegal.
VACUNAS INEXISTENTES
En la web oscura se ofrecen vacunas falsas con los nombres de distintas farmacéuticas, con precios desde 120 dólares hasta más de mil. Estos productos, en caso de existir, pueden contener material tóxico muy nocivo para la salud.
“Creo que muchas de esas vacunas no existen en absoluto. Es un fraude en sentido estricto: si lo compras, no recibes nada. Es una forma muy fácil de intentar ganar dinero”, explica a Efe el mayor experto de Naciones Unidas en cibercriminalidad, Neil Walsh.
“Y en caso de que se reciba algo se puede estar seguro de que no será la vacuna real. En el mejor de los casos será un placebo y en el peor puede tener elementos químicos perjudiciales”, resume Walsh, director del programa contra la cibercriminalidad de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD).
Incluso en el improbable caso de que fuera una partida de vacunas auténticas robadas, seguramente no se habrán mantenido las condiciones sanitarias para su uso -como la cadena de frío -, subraya el experto.
Walsh asegura que nunca se ha topado en la web oscura con vacunas auténticas, aunque reconoce que su departamento carece de los medios para rastrear en profundidad todos sus foros.
DATOS PERSONALES
Muchos de esos fraudes con productos inexistentes o falsos no sólo pretenden ganar unos cientos de dólares, sino acceder a algo mucho más valioso: los datos personales de los compradores.
“Uno de los productos más fáciles de vender en el mundo cibercriminal son los datos personales. Si alguien tiene tu correo electrónico, nombre, fecha de nacimiento, dirección y número de teléfono, todos esos datos juntos son muy útiles para delincuentes que buscan suplantar tu identidad”, explica.
Más allá del fraude, la preocupación para Walsh es la desinformación y que los efectos negativos de estos fármacos falsos puedan generar dudas sobre las vacunas auténticas.
El consejo: no comprar nunca estas vacunas en internet y utilizar el sentido común.
“Si incluso gobiernos no han podido acceder a vacunas o comprarlas, ¿Cómo es posible que yo encuentre una en una web?”, resume el experto de la ONU.
UN PROBLEMA ANTERIOR A LA COVID
El problema con medicamentos falsificados es muy anterior a la pandemia. La ONUDD lleva años denunciando que el crimen organizado logra miles de millones de dólares vendiendo medicamentos falsos. El 80 % de esos fármacos fraudulentos se vende en países en desarrollo de África y Asia. La mayoría de ellos provienen de Asia.
Una investigación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de 2017 concluyó que una de cada diez medicinas en los países en desarrollo es falsificada, lo que estaría detrás de la muerte de decenas de miles de personas cada año.
“La covid ha dado un impulso al mercado de medicamentos falsos, no solo porque ahora hay más, sino también porque ha abierto nuevos mercados, como el occidental, donde se puede ganar mucho dinero”, explica a Efe Angela Me, investigadora jefe de análisis y tendencias en la ONUDD.
La experta afirma que el crimen organizado siempre aprovecha la brecha entre la oferta y la demanda.
Y recuerda que también proliferaron la primavera pasada los fraudes con productos sanitarios básicos porque entonces escaseaban, pero una vez la industria legal cubrió esa necesidad, esos engaños fueron desapareciendo.
Lo mismo sucede ahora con las vacunas, insiste Me. “Esto estaba destinado a suceder porque las organizaciones criminales actúan muy rápido allí donde pueden ganar dinero”, resume.
Por eso, afirma, el problema irá desapareciendo en los países más ricos a medidas que avancen los programas de vacunación, pero persistirá en los países en desarrollo donde los fármacos llegarán más tarde.
SOLUCIÓN: VACUNAS PARA TODOS
“Una vez que se cubra la demanda (en los países ricos) no habrá mucho espacio para el crimen. Pero en los países en desarrollo esta brecha entre la oferta y la demanda durará más. Y la oportunidad para los delincuentes continuará por más tiempo”, destaca.
Tanto Walsh como Me subrayan que la mejor manera de limitar este fraude es facilitar un acceso global a la vacuna por medio de iniciativas internacionales como la plataforma COVAX, creada por la OMS para distribuir esos fármacos en los países pobres.
Angela Me apunta que los fraudes con medicinas falsas también proliferan porque las penas todavía son muy bajas en muchos países pese a los beneficios multimillonarios que generan.
“Hemos estado diciendo a los Estados que esto iba a venir y que debían dotarse de los mecanismo, no solo legislativos sino también mejorar las capacidades de sus agencias médicas”, afirma Me, que reconoce que muchos países cuentan con pocos medios.
Entre los factores que dificultan su erradicación, destaca el organismo, se encuentran la falta de acceso a la vacuna y la presencia del virus en casi todos los países del mundo.
Michael Ryan, director ejecutivo del Programa de Emergencias Sanitarias de la Organización Mundial de la Salud, señaló este lunes durante una sesión informativa que el covid-19 podría convertirse en una enfermedad endémica, es decir, un padecimiento que por largo tiempo afecte constantemente a las poblaciones humanas.
“Siempre existe el riesgo de que esta o aquella enfermedad se vuelva endémica”, apuntó Ryan, para explicar que actualmente hay una serie de factores que dificultan la erradicación del covid-19, entre los que destacó su presencia “en casi todos los países del mundo”, así como la imposibilidad de “implementar medidas integrales a largo plazo para contener y controlar la enfermedad”, publica el portal RT
Asimismo, advirtió que la disponibilidad de la vacuna contra el SARS-CoV-2 en un futuro cercano “no será suficiente para detener la transmisión [del virus]”, por lo que se estima que continúe extendiéndose.
Del mismo modo, recordó que en la historia de la humanidad solo se ha logrado erradicar una enfermedad, la viruela, motivo por el cual “la disponibilidad de la vacuna y la voluntad de erradicar” al coronavirus “no garantizan el éxito”.
Sin embargo, aseguró que gracias a la efectividad de las vacunas desarrolladas hasta el momento, es posible reducir la tasa de mortalidad, así como el impacto que la enfermedad puede causar en la sociedad, especialmente entre los grupos más vulnerables.
De acuerdo a los datos ofrecidos por la Universidad Johns Hopkins, desde el inicio de la pandemia se han registrado a nivel mundial más de 99,6 millones de contagios por SARS-CoV-2, así como un número de fallecimientos superior a los 2,1 millones por tal causa.
Representantes de la Cámara Baja de Estados Unidos presentaron este lunes la acusación contra el expresidente Donald Trump ante el Senado por "incitación a la insurrección", dando así inicio al proceso para el juicio político que tendrá lugar la semana del 8 de febrero.
Fuente: EFE
Los nueve congresistas demócratas que ejercerán como fiscales en el juicio presentaron el cargo después de que la Cámara Baja lo aprobara el pasado 13 de enero con 232 votos a favor -diez de ellos de republicanos- y 197 en contra.
Será la primera vez que el Senado juzgue a un expresidente, lo que ha levantado reticencias entre algunos republicanos, que cuestionan la legalidad del proceso.
Para que el Senado condene a Trump, que tendría como consecuencia su inhabilitación política, se requiere un mínimo de 67 votos o dos tercios, un número improbable de alcanzar dado que demócratas y republicanos se reparten 50 escaños.
En caso de que todos los demócratas voten a favor de condenar a Trump, 17 legisladores republicanos también tendrían que hacerlo y tan solo algunos, incluido su líder, Mitch McConnell, han mostrado ambigüedad respecto a su posición.
McConnell y el nuevo líder de la mayoría demócrata en el Senado, Chuck Schumer, anunciaron la semana pasada un acuerdo sobre las normas que regirán en el juicio político y un calendario para darle inicio la semana del 8 de febrero.
Ese calendario satisface las demandas de los republicanos, que habían pedido tiempo para que Trump pudiese preparar su defensa.
Este será el segundo "impeachment", como se conoce el proceso de destitución en inglés, contra Trump, que salió airoso del primero a comienzos de 2020 por sus presiones a Ucrania para que investigara por supuesta corrupción al actual presidente de EE.UU., Joe Biden.
Trump es el primer mandatario en ser sometido a dos juicios políticos y en esta ocasión afronta el cargo de incitar a la "insurrección" por el asalto violento al Capitolio del pasado 6 de enero de una turba de sus seguidores, que dejó cinco muertos, entre ellos un policía.