Uruguay
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Los problemas que realmente importan a los votantes

Desde el año 2009 hasta ahora, la principal preocupación de los uruguayos es la seguridad pública. Claro que la única excepción se registró entre 2020 y 2021, cuando la pandemia de COVID-19 pasó a encabezar las listas de las diferentes consultoras. Por lo tanto, nada nuevo. En pocos días comenzará la campaña electoral hacia la presidenciales de 2024 y el tema, sin dudas, se ganará en el discurso de los candidatos y dirigentes políticos que pertenecen a partidos que ya gobernaron Uruguay. Pero nos hemos acostumbrado a mirar las fotos de los momentos que nos muestran las encuestas, en vez del final de la película. Por esa razón, el asunto en cuestión nuevamente formará parte de las discusiones y cada uno tomará partido por lo que hizo, no hizo o dejó de hacer el actual o el anterior gobierno. Y la comparación será la vedette de los debates. Tampoco, nada nuevo. La agenda –otra vez-- estará cimentada sobre la base de los mismos temas, con argumentos similares y enfoques habituales de un modelo versus el otro. La instalación de políticas de Estado sin miradas partidizadas, sino a largo plazo con honestidad intelectual, está ausente. Y no importa quien gobierne porque el problema se arrastra de una administración a otra. El miedo es un factor importante que vota cada cinco años. Y lo hace muy por encima de las expectativas de otros temas. La última encuesta de Factum reitera la inquietud ciudadana sobre la inseguridad, con la salvedad de los dos años de pandemia y sus consecuencias sobre la economía y el empleo. La percepción negativa pasó de un lustro a otro con guarismos por encima de sus votantes. Como en 2012, cuando el 42% establecía este asunto como principal. O en 2013, cuando el 62% de los uruguayos tenía un juicio negativo sobre el tema. La corrupción, por ejemplo, que es un punto que desvela a los políticos que accionan un día sí y otro también nuevas acciones parlamentarias, tiene el 3% de interés entre el electorado del Frente Amplio y el 1% entre los de la coalición. Pero ninguno de ellos suele efectuarse la pregunta básica: ¿cuáles son los temas que le importan a la gente? Deberían cuestionarse las razones por las cuales impera la sensación de inseguridad, aún en tiempos de democracia y a pesar de los cambios generacionales. Y por qué razón no interesan tanto las conductas delictivas que protagonizaron algunos exlegisladores más conocidos que otros, o el denominado clientelismo político que ha consumido tantas sesiones parlamentarias con sucesivos llamados tanto a comisión como a sala. En el medio, hay un exceso de expresiones y exposiciones. Superabundancia de discusiones en las redes sociales, empezadas por los propios referentes políticos. Una sobrevaloración de conductas y comparaciones que llevan las discusiones hasta los límites del absurdo. Y, mientras tanto, el problema principal persiste con las dificultades de anticipar si habrá soluciones. La educación pública es otro asunto impuesto en la agenda por los sindicatos –con paros de 48 horas en Montevideo-- que rechazan el modelo de gestión de Robert Silva y argumentan que es utilizada para hacer campaña electoral. Nada nuevo en el panorama político, si se tiene en cuenta que lo mismo ocurre con la Intendencia de Montevideo o el propio Pit Cnt, desde donde se han impulsado candidaturas. Para la gente, la educación ocupa un cómodo tercer lugar en las listas de preocupaciones con el 10%, según la encuesta de Factum. Incluso marca el 8% entre los votantes del Frente Amplio. Una lectura que deberían tomar en cuenta antes de las confrontaciones. “Es decir, inició la transformación educativa (en 2023) y dejó de ser un problema específicamente marcado”, señala la empresa encuestadora. Y si se profundizara en los números, claramente la seguridad pública es un problema mayor para los votantes de la coalición en comparación a los votantes frenteamplistas (40% contra 35%). De alguna manera manifiestan el descontento contra los suyos al ubicar a la cabeza un problema no solucionado. Y así como los votantes del oficialismo ubican en segundo término a la educación (13%), la oposición señala al trabajo y la economía (16% y 15% respectivamente). Es decir, los sindicatos tienen que analizar a quiénes le están hablando, más allá de la legitimidad de las medidas adoptadas. Los denominados “colectivos” políticos y sindicales exponen sus preocupaciones con la misma fuerza con la que naturalizan otros aspectos. Pero en medio está la foto de la realidad que se perpetúa en cámara lenta, sin poder llegar al final de la película. De otra forma, deberían interpelarse por qué, a pesar de los cambios de signo ideológico en el gobierno, el tema se repite y persisten las causas –o la gran causa-- como la raíz de un problema mayor. El próximo 26 comenzará el año electoral y es una oportunidad para sondear los temas que importan al electorado, sobre todo en el Interior departamental. Y, particularmente, en la mitad del territorio ubicado al norte del río Negro. Las encuestas, por su lado, seguirán recabando las opiniones de los votantes que, tal como hemos visto, no registran grandes variaciones ni reclamos. No existe un electorado que hable de catástrofes o grandes crisis: ni los afines a la coalición ni los votantes de la oposición. Porque últimamente, las elecciones se ganan o pierden por escasos márgenes y esa es una lectura necesaria. Así como también se ganan o pierden de acuerdo al bolsillo y en estos últimos tiempos la economía se mantiene en un segundo lugar pero cerca de la seguridad ciudadana. En las próximas giras habrá que escuchar más y dejar en Montevideo las grabaciones que repiten esquemas que al Interior le importan poco. Los políticos lo saben, pero insisten. Y lo hacen de cómodos.

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