"Se les ha dado ahora la orden a las Fuerzas de Defensa Etíopes de concluir la tercera y última fase de nuestra operación de establecimiento del orden", detalló hoy Abiy en un comunicado de su Oficina, en el que prometió que "se tendrá mucho cuidado" para no herir a civiles.
"Se harán todos los esfuerzos a fin de que la ciudad de Mekele, que fue construida gracias al duro trabajo de nuestra gente, no resulte muy dañada", continuó Abiy, quien además pidió a los más de 400.000 residentes de la capital que se "queden en casa y alejados de los objetivos militares".
En este texto, Abiy también lamentó que el Frente Popular de Liberación de Tigray (TPLF), que gobierna la región norteña, no haya accedido a rendirse mientras que si que lo han hecho "miles" de sus fuerzas especiales y milicias, tras darse cuenta de las "intenciones malignas" y "ambiciones destructivas" de sus líderes.
Resulta difícil verificar si efectivamente miles de hombres tigriña han aceptado el ultimátum de Abiy, ya que tanto internet como las comunicaciones por teléfono permanecen cortadas, y el Gobierno etíope ha restringido desde el principio el acceso de periodistas y trabajadores humanitarios a Tigray.
Esta ofensiva militar, que se cierne sobre Mekele, podría provocar nuevas víctimas civiles en una guerra que ya ha causado al menos 600 muertos, según reveló el martes una investigación de la Comisión Etíope de Derechos Humanos (EHRC) -en relación a una "masacre" denunciada previamente por Amnistía Internacional (AI)- y más de 40.000 desplazados al vecino Sudán. EFE
EB