Eneida utiliza el poder sanador de los animales en terapias para niños con alguna condición especial
Cuando conversas con Eneida casi de inmediato te deja ver que aunque educa , rescata, y ha hecho de su vida un caminito de vivencias esperanzadoras para niños y animales por igual. No le gusta cargar con títulos ni etiquetas que la cataloguen como «la rescatista» o «la psicopedagoga».
A medida que profundizas en el diálogo comprendes el por qué Eneida se resiste a ser estructurada bajo una formalidad social. Son esos prejuicios y etiquetas los que justamente obligan a separar al blanco del negro, al perro del gato, al azul del rosa, y a la gente normal de la especial, dando así pie a la intolerancia, la exclusión y la violencia.
Convencida de que «ser diferente es algo común», Eneida desde chama se enamoró de la docencia mención Educación Especial, además, relacionó el amor y la capacidad de sanar que tienen los animales con el trabajo terapéutico y de acompañamiento que brinda a niños con diferentes diagnósticos conductuales o intelectuales. Por eso no es raro que la vida le haya puesto a dos coterapeutas en versión perro y gato, diferentes en esencia, pero tan complementarios y necesarios para esta labor.
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