Las encendidas protestas en Irán por la muerte de una de mujer detenida por llevar mal el velo, que por ahora han dejado 41 asesinatos y cientos de detenidos, pone de manifiesto que en la nación islamica se ha perdido el miedo a los ayatolas.
El caso de Mahsa Amini ha sido la chispa que ha llevado a los iraníes a las calles en reclamo de más libertades, no solo religiosas.
Estremecido por la reacción frente al caso de Amini, quien murió tras ser detenida por la Policía de la moral, el Gobierno ha movilizado a su claque frente a los manifestantes, además de clausurar todas las plataformas digitales para restringir el apoyo internacional a los reclamantes.
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Los ayatolas que gobiernan Irán recurren a cualquier pretexto para restringir las libertades que al menos durante nueve días reclamaron en las calles sus nacionales, sin importarles las consecuencias.
La muerte de Amini caló hondo en la conciencia de una nación que ha permanecido sumisa a sus ayatolas.
Por falta de información se desconoce la realidad en toda su dimensión de las protestas, pero las primeras informaciones evidencian que el miedo se ha perdido en la población.
