A raíz de la firma de un nuevo documento como “segundo acuerdo parcial” entre el gobierno nacional y una parte de oposición política venezolana se ha desatado toda una multiplicidad de comentarios e interpretaciones sobre el impacto que puedan tener en el sistema político nacional los convenimientos alcanzados en la Ciudad de México el día sábado 26 de noviembre del 2022.
Hay un aspecto político que está generando cualquier cantidad de opiniones políticas y lo que gira alrededor de una interesante pregunta: ¿los sectores opositores que pertenecen al antimadurismo más radical, están de acuerdo con las mesas de diálogo con el Gobierno Bolivariano y que se le pida al imperialismo estadounidense que levante las ilegales sanciones y los criminales bloqueos que tiene en contra de Venezuela?
Es bastante difícil de creer que el antimadurismo más extremista pueda apoyar el contenido del documento suscrito en México, ya que, para el antimadurismo, si a la derecha internacional se le ocurre regresarle a Venezuela todos los activos que tienen bloqueados, en el supuesto de “un retorno de los activos”, consideran que esa situación va a favorecer políticamente y de manera inmediata al presidente Nicolás Maduro, y eso significa que aseguraría su reelección presidencial en el 2024.
Por supuesto que el antimadurismo no está pensando en la posibilidad de que, al desbloquear, va a mejorar la calidad de vida de las y los venezolanos.
La hipótesis del antimadurismo tiene serios problemas para constatarse en base a la realidad política venezolana. Porque sucede, como igualmente también ha ocurrido con otros países que han sido bloqueados, que las sanciones no son suficientes para desalojar del poder al gobernante sancionado y lo que más bien ha sucedido, es que sobre los jefes de Estado a los que han sometido a un implacable bloqueo lo que han logrado es el efecto contrario: “se atornillan” en el poder”, ya que las personas sienten que el presidente bloqueado no es el culpable de los terribles problemas socioeconómicos existentes.
Para el antimadurismo radical, “el verdadero diálogo” es aquel que se logra solo con la participación de los distintos sectores de la oposición.
