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¿Besos a distancia? Ya es posible

Actualmente muchas de nuestras comunicaciones son por medios electrónicos (correos, WhatsApp, DMs, videoconferencias…) y es difícil encontrar a alguien que esté del todo satisfecho con esto. Nunca había habido tantas maneras de comunicarnos, pero cada vez más gente se siente sola. Mantener una relación amorosa a distancia, es aún más compleja.

En medio de la pandemia, los desarrolladores del dispositivo o gadget  Kissenger (juego de palabras entre la traducción de beso y ‘messenger’) dieron en el clavo para quebrar una de las barreras para las parejas que viven una relación a distancia, como es la falta de contacto físico.

Pese a que pueden verse gracias a las videollamadas, conversar a diarios por cualquiera de las múltiples aplicaciones de mensajería a distancia e incluso oírse por audios y video llamadas, no son capaces compartir tiernos momentos íntimos.

De esta manera han aparecido en el mercado unos sofisticados aparatos que prometen hacerte sentir tal cual el beso de tu pareja aún si se encuentran a kilómetros de distancia. y salta como una «solución» para todas aquellas relaciones con límites geográficos.

Cómo funciona

Este gadget es capaz de identificar los movimientos y presión de los labios y la lengua, para transmitirlos a tu pareja en cualquier parte del mundo.

El programa es capaz de identificar diferencias de presión y patrones de movimiento simples de los labios y la lengua.

También permite amplificar el sonido del beso, para no quitar la ‘magia’ del momento. El programa que lo acompaña se encarga de guardar y registrar cada ‘actividad’.

La almohadilla donde tienes que acomodar tus labios se acopla a la parte delantera de tu smartphone sin tapar la pantalla, lo que te permitirá utilizarlo durante tus videollamadas románticas. Mientras algunos usuarios aseguran que no se atreverían a usarlo, otros lo consideran una opción válida para ‘mantener’ el amor.

El video promocional ya se encuentra circulando por TikTok, y aunque el producto fue diseñado por una compañía china, realizan envíos a todo el mundo.

Años anteriores ya se había popularizado esta tecnología, pero eran solo prototipos que no estaban a la venta, por lo que este gadget ha causado furor en las redes sociales.

Comunicados, pero solos

«Las redes sociales y las múltiples aplicaciones han acortado distancias y hoy en día estamos súper conectados, pero al mismo tiempo nos sentimos muy solos, porque hemos sustituido una comunicación emocionalmente interesante e implicativa (el cara a cara) por una comunicación fría y poco implicativa (online) que además no sabemos utilizar bien. Necesitamos entender las bondades y el uso de cada medio, y recordar que el cara a cara, en las relaciones, es simplemente imprescindible». Esta es la tesis de Ferrán Ramón, autor del libro ‘A 1778 km de distancia’, un libro sobre cómo comunicarse en el siglo XXI

Asegura que tenemos todos los medios posibles (y más de los que necesitamos) pero no hemos aprendido a utilizarlos como deberíamos.

Considera que comunicación virtual nos puede ayudar a contactar personas (incluso con sistemas de cruces de perfiles) y a mantener una relación ya creada si hay en un momento dado distancia de por medio. Pero las relaciones de verdad se construyen cara a cara, si no es así estamos hablando de otro tipo de relación. Sin embargo, insiste que no concibe el amor sin la presencialidad.

Estima que en la comunicación a distancia necesitamos ser más explícitos emocionalmente, poner voz a nuestras emociones, porque nuestro interlocutor no puede leer correctamente nuestra expresión facial. Además, excepto con las personas con las que tenemos una gran complicidad, debemos prescindir de la ironía, los dobles sentidos y las sutilezas. Pueden no comprenderse o interpretarse mal.

A si juicio es una buena idea releer los mensajes cuando sean de texto antes de enviar. No los enviemos en caliente. Al releerlos al cabo de un rato veremos que hay cosas que suenan mal. Además, si nos queda la duda de algo que creemos que hemos captado, contactemos a la persona y contrastémoslo. No lo dejemos pasar.

Tampoco deberíamos sustituir sistemáticamente la llamada telefónica por la videollamada (que ahora está tan de moda). Curiosamente, la voz por teléfono es más rica en matices emocionales que en la videollamada.

Resulta también muy útil pactar qué medios nos funcionan (correo, WhatsApp, llamada…) y con qué horarios o en qué circunstancias. Nos ayudará a llevarlo mejor.

Y finalmente, busquemos sí o sí el momento de nuestro próximo encuentro presencial.