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Descartan que este animal sin ano sea uno de nuestros antepasados más antiguos

Reconstrucción del Saccorhytus PHILIP DONOGHUE ET AL.

Podría ser una réplica microscópica del ‘hombre del saco‘, y hay quien lo ha comparado incluso con un Minion enfadado. Sin embargo, Saccorhytus -bautizado así, precisamente, por su forma de bolsa- no es un personaje de ficción, sino una criatura que vivió hace 540 millones de años y que era considerada hasta la fecha uno de nuestros más antiguos parientes. Ahora un nuevo estudio ha refutado la idea de que este ser, de cuerpo elíptico, boca grande con púas como labios y carente de ano pertenezca a la familia de los deuteróstomos, una amplia categoría biológica que abarca un número de subgrupos, incluyendo los vertebrados (y los humanos). Los resultados acaban de publicarse en ‘Nature‘.

Por abc.es

Fue descubierto en 2017 en la provincia de Shaanxi, en el centro de China. Al aislar los fósiles de la roca circundante y luego estudiarlos, el equipo fue capaz de ver con tremendo detalle este curioso ser que parecía ser el ejemplo más simple de los deuteróstomos, convirtiéndose en el antepasado común de una gran variedad de especies. Entre las características que observaron, les llamó la atención una especie de poros alrededor de la boca, que se interpretaron como órganos precursores de las branquias, una peculiaridad del citado grupo.

Sin embargo, las pruebas de su pertenencia a este grupo eran muy débiles. Es por ello que Shuhai Xiao, un paleobiólogo del Departamento de Geociencias de Virginia Tech, se propuso indagar más al respecto. Junto con investigadores de China, Alemania y el Reino Unido, el equipo de investigación se desplazó al lugar donde encontraron los primeros especímenes, obteniendo muchos fósiles nuevos y desterrando la idea de que era una especie poco habitual. «Recuperamos bastantes y, además, mejor conservados, lo que propició que pudiésemos tener nuevos conocimientos sobre la anatomía y su lugar en el árbol evolutivo», afirma Xiao.

Después se tomaron cientos de imágenes de rayos X en ángulos ligeramente diferentes. Con la ayuda de potentes ordenadores, se reconstruyó un modelo digital 3D con todo lujo de detalle: desde sus heterogéneas púas repartidas por todo su cuerpo a su enorme boca, repleta de una suerte de ‘dientes’ irregulares. Al analizar los poros alrededor de la boca -las supuestas ‘branquias’-, observaron que estaban cerrados por otra capa del cuerpo que se extendía por todo el organismo y que creaba el resto de espinas. Es decir, que esos poros no le servían al Saccorhytus para respirar, sino que eran la base de otras espinas que el fósil perdió con el paso del tiempo. «Creemos que estos pinchos habrían ayudado a la criatura a capturar y procesar a sus presas», explica Huaqiao Zhang, del Instituto de Geología y Paleontología de Nanjing.

¿Qué es esta criatura?

Una vez descartada su pertenencia al grupo de los deuteróstomos, la pregunta que surge a continuación es lógica: ¿Qué es esta criatura? Los investigadores señalan que los Saccorhytus pertenecen al superfilo de los ecdisozoos, antepasados de los artrópodos y nematodos, y cuya característica principal es que tienen una cutícula externa -como la hallada por los investigadores- que crece por mudas.

Una imagen de microscopio electrónico de barrido del Saccorhytus SHUHAI XIAO

«Consideramos muchos grupos alternativos con los que Saccorhytus podría estar relacionado, incluidos los corales, las anémonas y las medusas que también tienen boca pero no ano«, afirma Philip Donoghue, de la Facultad de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Bristol. «Para resolver el problema, comparamos la anatomía de Saccorhytus con todos los demás grupos vivos de animales; la conclusión fue que había relación con los artrópodos y sus parientes, el grupo al que pertenecen los insectos, los cangrejos y los gusanos redondos».

La incógnita de la falta de ano

Aunque para la mayoría de criaturas el ano sea algo básico y vital, no todas lo tienen. Es más: no siempre ha estado ahí e incluso a ido apareciendo y desapareciendo a lo largo de la historia evolutiva de las especies. Este orificio está fuertemente ligado al desarrollo del sistema digestivo, uno de los órganos más importantes de cualquier animal, ya que permite la ingestión eficiente de alimentos y la incorporación de nutrientes para el crecimiento y el mantenimiento del cuerpo.

No obstante, algunos animales viven sin un tracto digestivo, como las esponjas marinas o los cestodos. Obviamente estas especies carecen de ano. Otros tienen un intestino simple, una bolsa única con un único agujero. En estos casos el orificio sirve a la vez de ano y boca. Muchas criaturas gelatinosas que flotan en el mar, como las anémonas de mar, los corales o las medusas, procesan así los alimentos. Algunos animales incluso tienen un ano temporal, que aparece y desaparece según la necesidad.