La publicación del libro Nunca cedas un milímetro: Luchando por la América que amo, escrito por Mike Pompeo, quien fue secretario de Estado del gobierno estadounidense presidido por Donald Trump y ex director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), con las confesiones realizadas por el alto ex funcionario gubernamental, lo que ha hecho corroborar, es que las denuncias sobre injerencismo en los asuntos internos de Venezuela son sumamente bien fundadas y de tal magnitud que no dejan espacios para la duda y la especulación.
Hay una parte del libro que se lo dedican a Venezuela, explicando como el imperio estadounidense ataca a Venezuela desde todos los frentes posibles (solo les faltó la intervención militar)para acabar con la libre autodeterminación y la calidad de vida del pueblo venezolano, la soberanía e independencia y desalojar del Poder Ejecutivo al presidente Nicolás Maduro, como su gran objetivo político.
En este libro se expresa claramente “la justificación política” de las famosas ayudas humanitarias recibidas por una parte de la oposición política venezolana (para convertirla en fuerte y poderosa) y de manera concreta al subsector opositor liderizado por el artificio político inventado por el imperialismo estadounidense, conocido como el autoproclamado ex interino.
Allí se señala: “al apoyar a la oposición y presionar económicamente a Maduro, esperábamos enderezar el barco venezolano y forzar su salida: esperábamos hacerle la vida tan miserable al régimen que Maduro y sus matones tuvieran que hacer un trato con la oposición”.
Y es en este punto, cuando Pompeo reconoce los generosos aportes económicos realizados a la oposición más radical y pro imperialista, utilizando el elegante nombre de “ayudas humanitarias”, cuando confiesa la entrega en números redondos de ¡mil millones de dólares! Entonces todo el mundo se pregunta, aunque se presume la respuesta: ¿Dónde están los mil millones de dólares? Siendo una cifra de esa magnitud, es bastante curioso saber en qué se gastaron tanto dinero o en dónde estarán escondidos… Y si nos ponemos a pensar en los jugosos ingresos obtenidos a través de Monómeros y Citgo, todo esto nos permite reflexionar sobre la existencia de testaferros.
