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Fue tan buen receptor, como espía estelar en la II Guerra

Como bigleaguer fue muy útil durante 15 años, 1923-1939, con Dodgers, Medias Blancas, Indios, Senadores y Medias Rojas (no jugó en las Mayores en 1924 ni en 1925). Apareció como catcher en 532 juegos, también en 84 de shortstop, 13 en segunda base, cuatro en tercera y uno en primera.

De espía, siendo bigleaguer y también después de retirado de las Grandes Ligas, antes, durante y después de la II Guerra Mundial, fue de una utilidad triunfal para la “Central Intelligence Agency”, CIA.

Que hablara 12 idiomas, le facilitó el trabajo porque lo mandaron a numerosos países, especialmente viajaba a Yugoslavia e Italia. Dedicó gran parte de su trabajo de espionaje a investigar el programa nuclear de Alemania, por lo que también visitó Berlín, y con múltiples identidades.

Morris “Moe” Berg, nació el dos de marzo de 1902 y murió el 29 de mayo de 1972, hace 50 años.

Prometía tanto Berg como shortstop, que dos mánagers de Nueva York, John (Little Napoleón) McGraw, de los Gigantes y Wilbert Robinson, de los Dodgers, lo querían en sus rósters de 1923. También entusiasmaba a estos mánagers, que Berg era judío y los judíos en la ciudad ya eran numerosos.

Los Robins lo firmaron por cinco mil dólares, pero como infielder jugó poco, hasta que en 1927, ya con los Medias Blancas, quienes habían pagado 50 mil dólares por su contrato, llegaron a un juego con los dos catchers lesionados.

El mánager, Ray Schalk, pasó su vista por todos sus jugadores en el banco y preguntó: “¿Alguno de ustedes ha catcheado alguna vez?”.

Alguien dijo: “Berg fue muy buen catcher en high school”. “¡Pero en un solo juego!” se apresuró a informar el aludido. No obstante, Schalk no tenía mucho tiempo y le ordenó: “Ponte los aperos, amigo Moe, porque eres el receptor de esta tarde”.

Así, las llamadas “tools of ignorance (herramientas de la ignorancia)”, para acusar a los catchers de poco estudiados, vinieron a ser lucidas durante años, por el bigleaguer mejor preparado en la historia.    Después que se retiró, Casey Stangel lo calificó así: “Ha sido el hombre más extraño de cuantos han jugado el beisbol.

Fue un espía estelar según afirma la CIA

Durante sus responsabilidades como espía, leía, día tras día, todos los diarios de cada ciudad a donde iba a espiar. Lo primero que ordenaba al llegar a los hoteles era: “Por favor, diariamente, llévenme a la habitación, lo más temprano posible, todos los periódicos del área”.

Ya retirado, solía comentar: “Un espía debe estar bien informado, o no es espía”.

Hablar 12 idiomas le facilitaba para estar muy bien informado acerca de todo el mundo. Su expediente, como empleado de la CÍA, registra que hablaba, leía y escribía en inglés, castellano, italiano, francés, portugués, alemán, árabe, japonés, chino, latín, griego y sancristo.

Algunos testigos decían que dominaba muy bien esas 12 lenguas. Pero también hubo detractores, quienes opinaron que no podía hablar bien ni el inglés.

Recibió honores directos del Presidente Roosevelt

Terminada la II Guerra Mundia, en 1946, el Presidenete Franklin Delano Roosevelt, le impuso, en acto especial de La Casa Blanca, la Medalla Presidencial de la Libertad.

Cuando murió, apenas había cumplido 50 años, el 29 de mayo de 1972, en Belleville, New Jersey. Sufrió un caída casera que le dañó el cráneo. Sus parientes informaron que en la agonía, preguntó: “¿Cómo salieron los Mets esta tarde?”. La respuesta que recibió: “Les ganaron 5-3 a los Phillies”.

La vida de Berg fue llevada a un libro titulado, “The Catcher Was A Spy”, por Nicholas Dawidoff.