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Isabel II y el lado oscuro del imperio británico

El fallecimiento de la reina Isabel II del Reino Unido, ocurrido el pasado 8 de septiembre, como era de esperarse, copó la escena mundial a través de las miles de informaciones en los medios de comunicación tradicionales y las plataformas digitales, no solo por tratarse del fin de la monarca con mayor tiempo en un trono, sino por liderar por siete décadas a uno de los imperios más poderosos de la historia, cuyos tentáculos alcanzaron los cinco continentes en los últimos cinco siglos, a través de invasiones, coloniajes y protectorados, al punto de que, a finales del siglo XIX y principios del XX, Gran Bretaña controlaba casi un cuarto del territorio mundial y más de un cuarto de su población.

Biografías, anécdotas, preferencias, sus joyas, sus perros, sus autos, sus amistades, los actos protocolares por su funeral, las condolencias expresadas por personalidades del espectáculo y jefes de Estado y la asunción de su primogénito Carlos III como nuevo rey, fueron la materia prima para la mayoría de los medios que ensalzaron la vida y trayectoria de Elizabeth.

reina Isabel
Reina Isabel de Inglaterra Foto: IG @stephenburgle

Muy pocos se atrevieron, y menos en ese momento de duelo y conmoción, a darle luz al lado oscuro de la reina, signado por el cúmulo de decisiones u omisiones en el proceso de ocupación por la fuerza de varios territorios en África y las islas del Caribe, por citar solo algunos ejemplos, excepto la columnista e investigadora de The Washington Post, Karen Attiah, quien (quizás motivada por la situación de violencia vivida por sus ancestros nigerianos durante la colonia y el proceso de independencia de la nación africana) desempolvó varios sucesos históricos que confirman el carácter imperialista de Gran Bretaña, con el aval de Isabel II, que vale la pena repasar.

La masacre de los Mau Mau.

Movimiento Mau Mau fue masacrado por las tropas británicas.

La primera acción de genocidio del imperio británico durante el mandato de Isabel II fue la masacre cometida por el movimiento independentista Mau Mau, originado en Kenia, una de sus principales colonias, que comenzó en 1952, precisamente el año en el que la reina ascendió al trono.

Entre 1952 y 1963, año en que la nación africana alcanza su independencia definitiva, según datos de historiadores ingleses, fueron asesinados unos 30.000 integrantes del movimiento revolucionario, aunque las cifras oficiales “solo hablan” de unos 11.000, y más de 80.000 detenidos.

Luego de muchos años de silencio y complicidades, en 2009 se “destapó la olla” sobre las atrocidades cometidas en Kenia, luego d que cuatro hombres y una mujer presentaron en 2009 una denuncia contra el Gobierno británico por las secuelas físicas y psicológicas que sufrirían de por vida como consecuencia de las crueles torturas a las que fueron sometidos.
Una de las víctimas, Paulo Nzili, quien para ese momento contaba con 84 años, relató que en 1957, aprovechando una amnistía, cuando volvía a su casa las autoridades lo detuvieron y lo llevaron al campo de Athi River. Entre otras torturas, lo castraron con unas tenazas. Salió en libertad sin cargos un año después.

A Ndiku Mutua lo detuvieron en 1954. También lo castraron. Se escapó del hospital donde lo habían llevado tras la castración, mientras que a Wambugu Wa Nyingi no lo castraron, pero pasó nueve años encerrado en distintos campos sin que jamás lo acusaran de nada. Una vez le dieron por muerto después de una fenomenal paliza a un grupo de detenidos que se habían negado a cavar su propia tumba: estuvo tres días inconsciente junto a 11 cadáveres: presos que no habían resistido los golpes.

A Jane Muthoni Mara la detuvieron en 1954, cuando tenía 17 años. En sus tres años de detención sufrió numerosas palizas y la violaron con una botella de agua caliente.
La guerra civil en Biafra.Uno de los sucesos históricos en los que también intervino la corona británica fue la guerra de secesión ocurrida en Biafra, territorio que forma parte de Nigeria (una de sus antiguas colonias) entre 1967 y 1970.

En esa oportunidad, Gran Bretaña incurrió en un acto de injerencia al prestarle apoyo financiero y logístico al ejército de Nigeria para aplastar a pobladores de la etnia Igbo en el sudeste del país que promovieron la independencia de ese territorio, con el suministro de armamento de manera secreta.

Cifras extraoficiales ubicaron entre 500.000 y 2 millones la cifra de víctimas durante el fallido proceso de independencia y una hambruna que conmovió al planeta entero.
Conflictos internos. La violencia y la ambición de poder del imperio británico no solo se reflejaron en territorios de ultramar, sino también a lo interno, específicamente con el conflicto en Irlanda.

Irlanda fue incorporada a la corona en 1801 y comienzos del siglo XX, nacionalistas irlandeses intentaron -sin éxito- terminar con el dominio británico en el Alzamiento de Pascua de 1916, y en 1922 Irlanda finalmente se independizó, en parte.

La isla quedó dividida entre la República de Irlanda, con capital en Dublin, e Irlanda del Norte, con capital en Belfast y hasta el día de hoy parte del Reino Unido.

La división generó constantes tensiones, que en 1968, durante el reinado de Isabel II, derivaron en una ola de violencia -conocida como “los problemas”, “the troubles” en inglés- en Irlanda del Norte ente protestantes, que mayormente buscaban permanecer en el Reino Unido, y católicos, que buscaban la unificación la República de Irlanda.

Durante 30 años, Irlanda del Norte, y en buena parte el resto de la islas británicas, fueron escenarios de enfrentamientos y acciones de combate entre el Ejército Republicano Irlandés (IRA, por sus siglas en inglés) y las autoridades británicas, que culminaron con los acuerdos de 1998 y dejaron un saldo de 3.500 muertos.

La Guerra de Las Malvinas.

Pese a las acciones de política exterior desarrolladas por Argentina por resolver el diferendo sobre las Islas Malvinas de forma pacífica con Gran Bretaña, esta nación se negó constantemente a negociar y, a fines de 1981, el gobierno argentino consideró como alternativa la solución militar de recuperar las islas mediante una acción sorpresiva para las fuerzas inglesas que conllevara a la negociación por el traspaso de la soberanía de las islas.
Sobre esta disputa, es necesario recordar que en 1833 se produjo la usurpación de los ingleses de las islas, quienes expulsaron por la fuerza a la población local, reemplazándola por los llamados “kelpers”. Este hecho, ocurrido mientras estaba en vigencia el Tratado de Amistad, Comercio y Navegación de 1825 entre ambos países, se conformó en la causa fundamental del conflicto armado ocurrido entre Argentina e Inglaterra, que produjo la muerte de 650 argentinos y 255 soldados ingleses.