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Los tres ciudadanos nigerianos no serán expulsados de España

Imagen del timón del petrolero con los tres migrantes que viajaron once días subidos en él desde Nigeria hasta la ciudad insular española de Las Palmas de Gran Canaria, en el océano Atlántico.
EFE/Salvamento Marítimo 

Los tres ciudadanos nigerianos que llegaron como polizones este lunes a la isla española de Gran Canaria (Atlántico) han solicitado asilo a las autoridades españolas, por lo que se ha dado permiso al petrolero “Alithini II” para que abandone el puerto y siga su ruta sin ellos, informaron a EFE fuentes de la Delegación del Gobierno.

Hasta este miércoles dos de los polizones seguían a bordo del buque, cuyo capitán era hasta ahora responsable de su custodia, y el tercero permanecía hospitalizado recuperándose de un cuadro de deshidratación.

Desde la llegada de estas tres personas, que viajaron escondidas en un hueco sobre el timón de un buque que había partido del puerto de Lagos once días antes, la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR), la Iglesia, la comunidad africana en Canarias o la ONG Caminando Fronteras se habían movilizado para tratar de impedir que fuesen expulsados de Canarias como polizones sin, al menos, valorar sus circunstancias personales.

Al haber llegado de forma clandestina, a estos hombres no se les había tratado legalmente como migrantes hasta ahora, sino como polizones, con un marco jurídico diferente, en el que corresponde al armador del petrolero hacerse cargo de ellos y devolverlos al país de origen.

Sin embargo, como a cualquier otro extranjero que llegue a las fronteras españolas, les asiste el derecho a solicitar asilo o protección si cumplen con alguna de las condiciones que establecen los diferentes tratados internacionales donde se regula esa figura.

Y una vez han solicitado asilo, se paraliza la posible devolución hasta que la Administración resuelva si lo concede o no.

La imagen de esos tres hombres sentados sobre el timón del petrolero, cabizbajos y agotados, con el inmenso casco del buque encima y el agua a menos de medio metro de sus pies, no solo dio la vuelta al mundo, sino que ha conmocionado a numerosas organizaciones sociales. EFE