Dos violaciones, una a los 12 años y otra a los 28, dan cuenta de un sufrimiento al que Pamela Anderson aún no se repone a sus 55 años de edad. La primera por un joven mayor que ella que le arrebató la virginidad y, la segunda, al serle robado un video íntimo en su propia casa que acabaría en manos del mundo entero. En el documental «Pamela Anderson, a love story» la diva de la TV de los años 90 señala a una industria le dio la espalda luego de explotar su imagen.
Valiéndose de diarios y grabaciones personales, la popular modelo de Playboy descubre -en primera persona- su aventura. Lo hace con la cara lavada, sin una gota de maquillaje, en su casa de la infancia donde se refugió para escapar de la presión de la fama… «¡Y morir!», según expone.
Allí, junto a su madre y sus dos hijos, Brandon (26 años) y Dylan (25), la actriz de la popular serie de TV «Baywatch», describe cómo llegó a ser de simple chica de Canadá a bomba sexy. Sus primeros comerciales, su paso por la revista para adultos y, posterior ascenso a la fama, son narrados por su protagonista. Amparada por su familia, eso sí, mientras se muestra natural, sensible, cercana y hogareña lo que otorga al especial un aire de normalidad en medio de las dificultades que debió enfrentar en su agitada vida.
Estructurada
Entretejiendo sus mediáticos romances recogidos en diarios, constante exposición y discriminación tras el famoso video sexual, Pamela Anderson da cuenta con simpleza, sin ademanes o exageradas posturas, del drama que le atormenta.
Un arsenal de videos de archivo le sirven para revivir momentos especiales, muchos de los cuales ven luz por primera vez en pantalla. Como es el caso de algunos de sus noviazgos con varios de los chicos del programa de televisión poco ventilados. Al igual que sus cinco matrimonios, cuyo último divorcio data de 2022.
Y con pasmosa tranquilidad, pero envuelta en ese sentimiento de imaginar un futuro que no pudo tener, Pamela recorre otros aspectos más personales de su polémica carrera. Fotos sin censura, que esta vez adornan su discurso, desnudos llenos de arte y gracia, mantienen al espectador impávido ante el encanto de una mujer ya entrada en años.
Cero morbo
Sencillo, sin demasiadas pretensiones, con un ritmo pausado en medio de la turbulenta historia, la actriz y modelo revela, además, cómo tuvo que reinventarse para volver. Esta vez lo hace en «Chicago», el musical de Broadway, que la trae de vuelta como Roxie Hart. Último tramo del audiovisual en el que demuestra que, a pesar de su edad, sigue tan activa, sensual y llena de vida como antes. A modo de revancha y reivindicación artística claro está.
Relajada habla además de amor y de los hombres que intentaron seguirle la carrera por la playa en cámara lenta. Al final, dice que su único gran amor fue el rockero Tommy Lee, padre de sus dos hijos. A él dedica importantes reflexiones. Incluso habla, a vuelo raso, de la serie de Hulu en la que se recreó parte de su historia y que aún hoy se niega a ver. O de su lucha ambiental y social, tan poco cacareadas, en las que se ha envuelto. Ryan White dirige el documental de una hora 52 minutos que vale la pena ver.
