Argentina
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Cartas de lectores VI: tangueros vestidos de gauchos

Héctor Ángel Benedetti cuenta que cuando faltaban pocos días para el debut de Francisco Canaro en el dancing Florida de París, el Sindicato de Músicos trabó la presentación como una orquesta común en virtud de una reglamentación que solo autorizaba el trabajo de conjuntos extranjeros como “orquestas de atracción”. Monsieur Lombart, empresario del Florida, no sabía cómo ajustar la orquesta de Canaro a la normativa vigente. El contrato estaba firmado y la fecha se les venía encima. La solución apareció de la inventiva del propio Canaro: vestirían a todos los músicos como gauchos e incluirían algunos recitados criollos entre tema y tema. Agregaron un detalle: Mademoiselle Asprella, novia del violinista Agesilao Ferrazano, cantaría tangos vestida de paisanita, acompañándose ella misma con una guitarra (Mademoiselle Asprella había sido embarcada subrepticiamente por Ferrazano. Canaro lo supo recién cuando saltó todo este lío). “Francisco Canaro y su Orquesta Típica” pasaron a denominarse Atraction Canaro’s. La formación era: Francisco Canaro, primer violín y director; Agesilao Ferrazano, segundo violín; Carlos Marcucci y Juan Canaro, bandoneones; Fioravanti Di Cicco, piano; Rafael Canaro, contrabajo y serrucho; Romualdo Lo Moro, batería; y Mademoiselle Asprella, cancionista. El 23 de abril de 1925, en el local de la Avenue Clichy, por primera vez una orquesta de tango se vistió a lo gaucho. Cuando aparecía un inspector del Ministerio de Trabajo, Canaro recitaba fragmentos del Martín Fierro, la “paisanita” Asprella cantaba, los músicos hacían acompañamiento con silbidos y Rafael tocaba el serrucho. El funcionario fiscalizaba que aquella no era una orquesta común y les permitía seguir trabajando. La costumbre se perpetuó, y no solo la orquesta de Canaro se vistió de gaucho, sino también las de Genaro Espósito, Manuel Pizarro, Horacio Pettorosi, Bianco-Bachicha y otras. Mientras tanto, en Buenos Aires los conjuntos seguían presentándose de smoking. Al poco tiempo, el éxito del tango en Europa determinó que florecieran las orquestas “típicas”, de los que pocos o ninguno de sus miembros tenían origen argentino. Eso sí: aparecían siempre de botas, chiripá y pañuelo al cuello.