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El gobierno porteño denunció penalmente a padres de alumnos que tomaron escuelas

¿Qué son las ACAP rechazadas por estudiantes?

Las tomas de los colegios porteños por parte de alumnos y alumnas responden a un conjunto de reclamos entre los cuales es prioritario el rechazo a las prácticas laborales obligatorias no rentadas impuestas por el Gobierno de CABA. ¿Qué son y cómo funcionan estas prácticas?

Historia, Filosofía y Matemática son ilegalmente reemplazadas por trabajos a los que chicos y chicas llegan solos, sin personal docente a cargo ni autorización específica de los padres. Foto: Centro de Estudiantes Lengüitas

Bajo el eufemismo de “Actividades de Aproximación al mundo del trabajo” (ACAP), el Ministerio de Educación de la Ciudad obliga a los alumnos a cumplir horas laborales en Rappi, hoteles privados, Accenture, locutorios, distribuidoras de alimentos, policía de la Ciudad, Higiene Urbana entre otros espacios.

Según promociona el sitio web oficial del gobierno porteño, las ACAP les permitirán a los estudiantes "desarrollar nuevas capacidades, tomar decisiones con autonomía, y estimular su creatividad, su pensamiento crítico y su potencial de trabajar en equipo".

“Desarrollar nuevas capacidades” lavando platos

Pese a la presentación oficial, las tareas concretas que cumplen los alumnos en tanto pasantes sin sueldo son de limpieza o servicios primarios. A modo de ejemplo inmediato: la semana pasada, alumnos del Lengüitas, cuando llegaron a cumplir con sus horas de ACAP en un importante hotel de cadena internacional fueron obligados a lavar platos.

Gracias a las ACAP, los estudiantes de bachillerato internacional del Lengüitas también pudieron "estimular la creatividad y el pensamiento crítico" armando sándwiches en Cacyr  (la misma empresa contratada por CABA que, casualmente,  provee las cuestionadas viandas a los colegios) preparado de órdenes de compra de Rappi, o cumpliendo tareas similares en otras empresas privadas bajo un denominador común: ninguna de las tareas que se les asignan se relaciona con las especialidades de los estudios que cursan.

Así, los y las menores de edad que aspiran a capacitarse en docencia, idiomas, o carreras universitarias, deben, sin embargo, dejar de lado tamañas pretensiones. En su lugar, el Ministerio de Educación a cargo de Soledad Acuña juzga mucho más adecuado que los bilingües cumplan trabajos obligatorios sin sueldo en Rappi o fábricas de sándwiches durante 120 horas cátedra –quitadas a Matemática, Historia, Química o Filosofía, dependiendo de cada caso– que fueron suprimidas, en la práctica, de la currícula anual. ¿Para qué perder tiempo estudiando Historia o Filosofía?

ACAP en vez de Química o Matemáticas

Según numerosos testimonios recogidos por Télam, las 120 horas de clases presenciales de las materias referidas no se recuperan; Historia, Filosofía y Matemática son ilegalmente reemplazadas por los servicios referidos en lugares de trabajo a los que chicos y chicas llegan solos, sin personal docente a cargo ni autorización específica de los padres.

Una vez allí, alumnos y alumnas tienen la obligación de obedecer a jefes desconocidos en ámbitos donde mandan adultos no preparados para recibirlos. Las condiciones para el abuso propiciadas por Acuña no pueden ser más perfectas.

Todos estos casos están documentados en la exhaustiva investigación periodística hecha por Télam a raíz de los primeros reclamos de alumnos y padres que resonaron a comienzos del año lectivo.

Las ACAP son ilegales

En la misma investigación de Télam acerca de las ACAP, se fundamenta con detalles y documentación la ilegalidad explícita de las pasantías laborales obligatorias impuestas por decreto, violando la propia normativa de la Ciudad - la ley 3.541, sancionada en 2010 bajo gestión del PRO) donde se especifica textualmente que dichas prácticas sólo podrán ser voluntarias.

Los y las estudiantes aceptaron parcialmente las presiones para trabajar gratis en ámbitos adversos bajo amenaza de incumplir con "una materia curricular" (eso se les mal-informa).

En función de las ilegalidades expuestas (a las que se suma el trabajo gratis impuesto a menores bajo amenazas, contra la ley de Educación vigente) colegios como el Mariano Acosta se organizaron para hacerse oír.

Al Acosta se sumaron el Esnaola, el Lengüitas, el Mariano Moreno, la Federico García Lorca, la Ernesto Padilla, el Liceo 5 Pascual Guaglianone y la Escuela de Cerámica N°1, Danzas 2 e Yrurtia. Y se siguen sumando instituciones, por iniciativa de los respectivos Centros de Estudiantes.