Argentina
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Fabrican pilotos hace 100 años, su nombre inspiró un cómic y hoy facturan $ 2600 millones

Transitar varias décadas en el mercado argentino no es sencillo. Pero sobrevivir 100 años es aún más sorprendente. En pleno microcentro, sobre la calle Sarmiento a pocos metros de Maipú, se encuentra Perramus, una sastrería que en 2022 celebra su centenario y logró mantenerse pie. Actualmente está en manos de la tercera generación y este año proyecta facturar $ 2600 millones. Sin embargo, para mantenerse tuvo que surfear varios cambios y aprender a reconvertirse.

Marcos Meischenguiser llegó desde Rusia junto a su madre cuando era muy joven. Pero poco tiempo después tuvo que rebuscárselas luego de que ella falleciera. Fue colectivero y trabajó en construcción hasta que un conocido le propuso asociarse para meterse en el rubro textil. Más precisamente le propuso importar telas y vender impermeables. Así surgió la sastrería Casa Perramus en 1922 con su icónico local en Sarmiento al 700.

En sus inicios, Perramus vendía impermeables, sacos y gabanes.

Origen de Perramus

La compañía, según cuentan, tomó su nombre de Perram, una localidad que existía a comienzos del siglo XX al sudoeste de Gales. Su clima combinaba viento, bajas temperaturas y lluvias lo que había llevado a sus habitantes a desarrollar la industria textil para protegerse de los vaivenes meteorológicos. Desde ahí provenían las primeras telas que la firma argentina utilizaba para sus pilotos de gabardina de lana.

"Mi abuelo se fue perfeccionando en el rubro y tomó fuerza con los impermeables. Le vio la veta a ese negocio", comenta Diego Meischenguiser, nieto del fundador y actual CEO de Perramus. Este producto se volvió un ícono de la marca. La compañía se dedicaba a importar las telas y luego tercerizaban la fabricación de la prenda final. Esto cambió en los 70 con la llegada de la segunda generación.

La segunda generación

Marcos manejaba el día a día junto a sus hijos, Carlos y Ricardo, que, al mismo tiempo, dividían su jornada con sus respectivas actividades de abogado y médico. "En 1973, mi padre, Carlos, toma la decisión de poner una fábrica propia. Yo empecé ahí con la venta mayorista de las prendas", recuerda el ejecutivo.

Perramus se transformó en un genérico para el segmento de outerwear. Incluso, en los 80, un cómic llegó a tomar su nombre para el protagonista de la historia, quien decide llamarse "Perramus" por la etiqueta de su gabán. Sin embargo, con la convertibilidad, la empresa perdió un poco de lugar debido al ingreso de impermeables baratos del exterior y la creciente competencia.

Además de los pilotos ahora también comercializa camisas, jeans y accesorios

El salto se dio en 2005 cuando Diego Meischenguiser asumió la titularidad. Hasta ese momento la marca estaba asociada a un segmento adulto y masculino, entonces decidió renovar la identidad para llevarla a un público más juvenil y también incorporar líneas femeninas. Reformó el local histórico de la calle Sarmiento y este se convirtió en el flagship de la firma.

Reconversión

A los impermeables se le agregaron otras categorías de productos, como camperas, pantalones, camisas, suéteres, poleras, ponchos y chombas. A su vez, sumaron accesorios de moda, entre ellos los pilusos y riñoneras. En tan solo un año la empresa triplicó sus ventas y eso dio paso a la expansión, no solo nacional sino también internacional.

Diego Meischenguiser, nieto del fundador, es el actual CEO de la compañía

A partir de 2009 abrieron el sistema de franquicias y hoy cuentan con 20 locales en el país (12 propios y ocho franquiciados). En tanto, abrieron dos sucursales en Uruguay, más precisamente en Maldonado y Punta del Este. A esto se le suman los 250 locales multimarca que venden sus productos.