Argentina
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Los cuatro enfoques clave del fuego: prevención, presupresión, reacción y recuperación

En el Día Internacional de Prevención de Incendios Forestales, la Asociación Forestal Argentina (AFoA) como parte integrante de la Red de Manejo de Fuegos Rurales, aporta a la sociedad en general, y al sector foresto-industrial en particular, un artículo con información para concientizar sobre la importancia de las acciones que reducen las probabilidades que los incendios se produzcan.

Por Patricia Escobar

@argentinaforest 

BUENOS AIRES (18/8/2022).- La AFoA conforma la Red de Manejo de Fuegos Rurales, una entidad integrada por 7 asociaciones de Manejo del Fuego Rural que toman esta fecha, que se conmemora el Día Internacional de Prevención de Incendios Forestales, como una oportunidad para dar un mensaje imprescindible en la actualidad: “El manejo de fuego requiere una estrategia integral que incluye múltiples aspectos, en donde sólo el 20% incluye la supresión del mismo. Para una estrategia efectiva, el 80% sucede antes o después del evento”, explicaron.

Las entidades que conforman esta red, al 1 de agosto de 2022, son: Consorcio de Protección Forestal Puerto Iguazú, Misiones; Consorcio de Manejo de Fuego de Virasoro, Corrientes; Consorcio Santa Rosa, Corrientes; ACE Federación, Entre Ríos; ACE Concordia, Entre Ríos
ACE Humaitá, Entre Ríos; Consorcio Delta Buenos Aires; Asociación Forestal Argentina.

Gestión integrada

Compartimos los conceptos resumidos en la Rueda de Gestión Integrada del Fuego, realizada por Working on Fire, empresa que tiene la responsabilidad del manejo del fuego en Sudáfrica.

En esta Rueda se muestran las etapas de intervención: la reducción del riesgo (prevención); la preparación de los elementos necesarios previo al fuego (presupresión); la reacción, con acciones de supresión; y la recuperación posterior, que incluye la rehabilitación de los espacios incendiados.

Prevención

1)       Legislación: el primer eslabón de la rueda para la prevención comienza con una legislación adecuada y su aplicación efectiva. En el caso de Argentina involucra tanto leyes nacionales (Ley 26815 y Ley 26562) como provinciales.

La responsabilidad primaria en el manejo del fuego recae en las Provincias, por ello, es tan importante que las normativas sean compatibles y que los mecanismos de coordinación entre las acciones locales, provinciales y nacionales sean claros y efectivos.

“Dentro de este eslabón se considera la cooperación local, y en ese sentido, la presencia de Consorcios de Manejo del Fuego mostró ser muy efectiva en los resultados del manejo del fuego en los eventos de incendios de este año en la Mesopotamia y Delta. La promoción y acompañamiento de las acciones asociativas de gestión integral de fuego debería ser parte de la legislación”, remarcan desde AFoA.

2)       Educación y Sensibilización: el involucramiento de la comunidad es imprescindible para la prevención de los incendios y su detección rápida.  Para ello, deben incorporarse la sensibilización y la educación desde la escuela primaria y la información de los grados de riesgos de incendios en la comunidad y zona aledaña para que la población local o quienes transitan zonas con alto riesgo tengan incorporados el conocimiento y los hábitos que se requiere para evitar potenciales incendios.

Por ejemplo: colillas mal apagadas; quema de basura; hacer fuego para asados en zonas no habilitadas; entre otros.  Aquí también mencionamos las acciones necesarias para controlar la pesca y caza furtiva (que utiliza el fuego para descubrir animales ). También es importante adecuar actividades ancestrales –como es la quema de pastizales para ganadería- a los efectos de incorporar buenas prácticas disponibles que protegen a las personas y evitan incendios rurales.

“Cada uno de estos factores se identificaron como los principales causantes en los incendios tanto de Delta como de la Mesopotamia”, agregaron en el informe.

3)       Prácticas preventivas: el tercer eslabón destaca la importancia de los cortafuegos utilizados como herramienta tanto para evitar la propagación de un incendio como para tener una base de ataque y de salida en el combate.

Los cortafuegos deben ser incorporados tanto en el plan de manejo de los predios productivos como en el ordenamiento del territorio tanto municipal como provincial. En particular, para evitar los incendios interfaces.

“En el caso forestal, es imprescindible incorporar la silvicultura de prevención, que incluye, además de los cortafuegos, la realización de podas y raleos adecuados y la articulación con los vecinos en tareas preventivas, entre otras. La Red está preparando una Guía de Buenas Prácticas en Silvicultura de Prevención de Incendios que detallará estas acciones necesarias”, adelantaron desde AFoA.

4)       Control del combustible. Esto implica una acción proactiva de quema controlada y reducción de malezas y pastizales para evitar un incendio descontrolado.

“Destacamos en este punto la importancia de la limpieza de malezales bajo las torres de alta tensión y en las banquinas tanto de las rutas como de las vías de tren. Muchos de los incendios de esta temporada comenzaron por estos motivos”, señalaron desde la gremial empresaria.

Presupresión:

5)       Análisis de Riesgo: el quinto eslabón comienza con la acción más importante para estar preparados: el perfil de riesgos para realizar la planificación de la temporada de incendios. Esto incluye una evaluación integral del riesgo de incendios de acuerdo con el ecosistema (son muy diferentes las acciones en zonas de pastizales o la de bosques) y el clima previsto; la historia de los incendios (dónde, en qué condiciones; causas; resiliencia; etc.)

Con esta información, se debe realizar una planificación de la necesidad de recursos y su utilización en la temporada.

Esta planificación debe estar coordinada entre Consorcios, vecinos, municipalidad, provincia y Nación.

El objetivo es determinar la probabilidad y severidad de los eventos y prever las acciones de respuesta rápida en forma coordinada entre los distintos niveles de responsabilidad.

6)       Capacitación. En este punto, es importante destacar que la capacitación debe estar en todos los niveles, no solo en el combatiente de incendios. Los mandos medios, los gerentes, los dueños de predios rurales deben todos tener las nociones básicas en manejo integral de incendios y acompañar cada etapa de la gestión completa comprendiendo su importancia.

Por otro lado, en el caso de los combatientes de incendios, en el país se ha avanzado y se tiene disponible el sistema de evaluación de combatientes por competencia. Esto permite certificar aquellos que actúan de acuerdo a un estándar nacional que contempla tanto los elementos de seguridad personal y del entorno como los conocimientos y competencias para la acción.

En los países más avanzados en manejo del fuego es obligatorio que quien va al frente de un incendio este Certificado en sus competencias.

“Desde la Red de Manejo del Fuego se está priorizando tanto la capacitación en los diferentes niveles como en avanzar en la Certificación de los combatientes”, explicaron.

7)       Detección temprana. Para la detección se encuentran disponibles diferentes formatos y tecnologías que incluyen torres, cámaras, imágenes satelitales, y aún, la señal de alerta de vecinos.

La detección temprana con una acción rápida para apagar los focos identificados es imprescindible para evitar su propagación.

Durante los incendios de este año, el Consorcio de manejo del fuego de Virasoro detectó en promedio 20 focos diarios de incendios que se apagaron en forma rápida evitando su propagación.  Este, entre otros, son los motivos por lo que los consorcios del fuego constituyen una herramienta estratégica en términos de reducción de pérdidas en los predios bajo su con trol.  Se requiere un sistema amplio y coordinado de herramientas de detección rápida que incluya a todo el territorio bajo riesgo.

En ese caso, las Provincias o Parques Nacionales deberían invertir en sistemas adecuados para una detección eficaz y eficiente con una respuesta inmediata a los focos identificados.

8)       Sistemas: Los sistemas son el aceite que permite que los distintos engranajes de la gestión integral de incendios funcionen.

Incluyen los protocolos y procedimientos para las acciones tanto de prevención como de preparación y de supresión de incendios en diferentes escenarios de riesgo.

9)       Capacidad: El último eslabón, antes de la acción de supresión es la capacidad de reacción. Esto incluye evaluar la disponibilidad de recursos humanos (combatientes, mandos medios), de equipos (comunicación, vehículos de transporte y pesados; motobombas; herramientas; apoyo aéreo; entre otros); logística (combustibles, comida, agua, apoyo en emergencias) e infraestructura (rutas, acceso, campamentos, puestos de comando-incidente, entre otros) para que estén listos para cuando llega la acción.

Supresión (reacción)

10)  Despacho y coordinación: las acciones de despacho y coordinación son el cerebro central en el control de incendios que permiten una acción segura y efectiva. Respondiendo al “quién, qué, dónde, cuándo y cómo” aseguran una respuesta coordinada y efectiva de los recursos de acuerdo a las circunstancias del evento.

11)  Control de incendios. Idealmente, sólo un 20% del tiempo dedicado a la gestión integral de incendios se ocupa en la supresión de los mismos. Se debe llegar al control de los incendios con las estrategias, tácticas y planificación listas y nunca debería ser una emergencia.

El control de los incendios debe ser una parte normal de las acciones dedicadas a la estrategia integral de manejo del fuego.

Recuperación

12)  Rehabilitación y aprendizaje. Por último, están las acciones de rehabilitación de las zonas incendiadas, para lo que se requiere una articulación con instituciones como el INTA y ONGs para las mejores prácticas de recuperación.

En particular, se debe realizar una evaluación de las causas de los incendios y de las acciones para su prevención, presupresión y control para incorporar la experiencia para la próxima temporada.

Decenas de miles de hectáreas han sido arrasadas en todo el mundo por las altas temperaturas y las sequías. La agencia de la ONU para el medio ambiente informa que esta destrucción seguirá en aumento. Es necesario adaptar los bosques naturales al cambio climático, lo que incluye tomar medidas de conservación, protección y restauración que prevengan la deforestación y los incendios.