Costa Rica
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El papel de la banca pública

La propuesta de vender el Banco de Costa Rica es sin duda de interés nacional, y me lleva a cuestionar el papel de la banca pública, cuyos funciones son similares a las de la privada, pero la del Estado tiene potencial para ser motor del desarrollo nacional.

El país enfrenta muchos desafíos, pero hay por lo menos dos en los que el financiamiento público puede desempeñar un papel clave en el desarrollo económico: la pobreza y la innovación.

Comencemos por la pobreza y el acceso al crédito, en particular a microcréditos, como herramienta eficaz para estos fines, pues en ocasiones las personas de bajos ingresos necesitan fondos, pero en magnitudes pequeñas y a corto plazo. En estos casos, la tramitología de un crédito ordinario no es útil para sus propósitos.

Si el dinero es para reponer su equipo de trabajo, la gente no puede esperar sin comprometer sus ingresos futuros. Entonces, lo común es que, ante la falta de una alternativa legal, se recurra a mecanismos de financiación informal y de mayor riesgo.

Facilitando créditos pequeños y rápidos, la banca pública haría una gran contribución a este segmento de la población y, a la vez, achicaría la cuota de mercado que obtienen los prestamistas ilegales.

El segundo punto, la innovación, es también de gran actualidad. Estudios revelan que los países pobres se caracterizan por un crecimiento económico basado en la acumulación, mientras que las economías avanzadas se caracterizan por la innovación. Lo que deja un espacio interesante, pero de difícil tratamiento, en el punto medio. Muchas economías no logran realizar esta transición entre las dinámicas de acumulación e innovación. Los economistas le llaman trampa del ingreso medio.

La importancia del sistema financiero es axial en este proceso de transición. En una economía avanzada, las empresas suelen contar con fondos o mecanismos alternativos de financiación, pero en una economía pobre o en transición estos recursos comúnmente provienen del sistema financiero.

Pero el sistema financiero privado suele ser cauto a la hora de conceder fondos a emprendimientos arriesgados y las ideas realmente disruptivas son, por lo general, arriesgadas. Aquí está el otro papel que debe desempeñar la banca estatal.

El punto clave tras estos dos enfoques está en que se trata de situaciones en las que a los bancos privados podría resultarles inconveniente participar. Los riesgos son altos, los rendimientos no tanto en los microcréditos o son improbables en la innovación.

La banca estatal debe ser repensada. Las ideas propuestas tampoco son del todo nuevas, se discuten nacional e internacionalmente, pero se requiere más acción y menos debate.

jorgeandresrodriguezsoto@gmail.com

El autor es economista e investigador científico independiente.