Costa Rica
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La lucha contra la obesidad

La obesidad causa otras enfermedades y acorta la esperanza de vida. Un complejo rompecabezas cuyo origen son los factores ambientales, sociales, económicos y personales, que deben ser tratados en forma permanente, tanto con educación preventiva como con atención médico-nutricional.

“La imitación es la mejor forma de aprender una conducta”, expresó el pedagogo y psicólogo ucraniano Albert Bandura, fallecido el año pasado. Esto es especialmente cierto para la adquisición de buenos hábitos alimentarios.

Los niños tienden a copiar el estilo de vida de sus padres. Yo agregaría: no solo se heredan los genes, sino también las recetas. Según las estadísticas, el 80% de los niños con dos padres obesos serán también obesos; la probabilidad se reduce a un 40% si solo un padre es obeso y a un 10% si el peso de ambos es el apropiado.

La disponibilidad y variedad afecta la selección de alimentos. Muchas familias mantienen las prácticas alimentarias tradicionales, compuestas de pocos alimentos y sin disminuir el tamaño de las porciones. Otras siguen la tendencia actual, que consiste en agregar a la dieta (cuando los medios lo permiten) alimentos y productos industrializados “novedosos”, que aportan azúcar, sal y calorías, y su contenido de micronutrientes es bajo. Están las que acompañan las comidas con refrescos azucarados, en vez de agua, lo que crea una distorsión del gusto hacia el sabor dulce.

Para entender mejor las diferencias, procedí a clasificar en seis perfiles o categorías las conductas que promueven el sobrepeso y la obesidad. Con base en un análisis cualitativo de numerosos casos reales, diseñé un instrumento práctico para el tratamiento nutricional, que puede ser aplicado individual o grupalmente, tanto en la selección de mensajes para prevenir la obesidad como en charlas, entrevistas y atención clínica del paciente obeso.

Excesos diarios. Alimentación tradicional basada en arroz y frijoles y limitada lista de otros alimentos. Porciones abundantes, las personas comen rápido y mastican poco.

Excesos sociales. La comida es la forma de entretenimiento y placer número uno. Activa vida social, viajes, comidas fuera de casa, consumo de bebidas alcohólicas, indisciplina, no resisten las tentaciones.

Excesos engañosos. Aseguran que comen poco y no adelgazan. Ignoran sus requerimientos y el valor energético de los alimentos, no leen las etiquetas, horarios desordenados, pican a toda hora o comen a escondidas.

Excesos compulsivos. Ingieren en forma impulsiva “antojos” altos en calorías, como chocolates, helados, bebidas alcohólicas o gaseosas con cafeína, para levantar el estado de ánimo, o bien para relajarse, evadir problemas, aliviar el aburrimiento y la soledad, o como recompensa.

Sobrepeso justificado. Desequilibrios hormonales que afectan el metabolismo, enfermedades o accidentes que limitan la movilidad y el gasto energético, consumo de medicamentos obesogénicos, como antidepresivos, ansiolíticos y tratamientos hormonales.

Sobrepeso aceptado. No desean adelgazar, tienen alta autoestima y se sienten aceptados y queridos tal como son. Niegan que el sobrepeso afecta la salud.

Seleccionar con ayuda profesional el perfil con el cual se identifica la persona, permitirá definir el problema, las posibles causas y fijar metas razonables, alcanzables y medibles.

silviagagneten@yahoo.es

La autora es nutricionista.

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