Costa Rica
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¿La primavera cubana?

Lejos aparecen en la memoria de mi generación, las fotografías y los cortos blanco y negro, luciendo a un joven Fidel Castro con otros barbudos, marchando por las empinadas cuestas de la Sierra Maestra: puro marketing.

Quizá lo que la CIA no consiguió, lo ha conseguido IAN, el furioso huracán que ha destruido la red eléctrica cubana, trayendo el enojo del pueblo, ya por si mismo oprimido.

Nunca he comprendido si el sostenerse el “reino de los castro” ha sido una maniobra de Washington o es real. No lo sé, es muy complejo y casi imposible de creer que un pequeño país haya sobrevivido en la axila del imperio más poderoso de la historia.

Ya Rusia no parece animada a meterle el hombro al régimen, no puede o no quiere o ambas. China cuida demasiado sus mercados estadounidenses, no se arriesga a enojar a los consumidores locales, es más importante que cualquier ejército, al cabo el Partido Comunista Chino es semejante al Partido Comunista Cubano, solo que muchísimo más rico: un nido de vividores. Los chinos entienden muy bien de qué se trata, de vivir bien y rodeados de pobreza.

Cuba, la linda isla que enamoró a los españoles y que por siglos fue ansiada por otras potencias ultramarinas, Cuba, la tierra pródiga, la triste broma hecha a la memoria de Martí, la siempre pisoteada. En muchos aspectos el pueblo cubano es admirable, es estoico porque el vacilón y la música los hace soportar, son como aquel pueblo Romano que asistía al Coliseo a divertirse, mientras los Cesares gozaban del poder y la riqueza. Las calles de la Habana están siempre llenas de bulla y una alegría envidiable dentro de la carencia. He conocido algunos médicos cubanos, educados, prudentes (quien no en ese régimen) que realmente no aspiran a más porque no han conocido otro mundo. Quisiera aclarar para evitar la ira de nuestros progres, que tampoco esta fiesta de consumo enajenarte es buena, no, porque se acaba trabajando para mantener un estatus quo que no es real, se trabaja para aparentar, no para ser. La libertad de Lord Acton, un libro que enseña mas que cualquier cátedra universitaria, muestra cómo el único bien inapreciable, la libertad, es el mayor anhelo del ser humano. Con más de sesenta años de una total conculcación de los derechos fundamentales, el pueblo cubano sabe que ya no hay más, el omnipresente gobierno cubano no puede ofrecer absolutamente nada, nada de nada. El ejército cubano no puede seguir tomando represalias, salvo una matanza, que posiblemente no haría. Si han evitado un golpe es porque el aparato represivo cubano (G2) fue educado por la KGB, aunque esta ya acabó cuando Putin dejó el nido y se convirtió en millonario. ¿Podrá acabar esta nueva primavera? Recordemos que Díaz-Canel es un post revolucionario que escaló políticamente con paciencia, pero nunca vivió lo que sucedió antes y después de Batista el dictador. En este momento, cuando los EEUU están gobernados por los demócratas, que saben que el régimen caerá víctima de su propio desgaste, que el pueblo no necesita armas, el cubano no es de armas, nunca lo fue, siempre esperó a que las cosas sucedieran y nada más.

Hoy, en un mundo en crisis, que se polariza cada vez más, es factible que ningún socio comercial de los EEUU se atreva a ayudarle al régimen, incluso Nicolás Maduro, el Alter Ego de Chávez, no se atreve a hacerlo ahora que su mundo comienza a cambiar gracias a Petro y Biden, no lo hará. Ortega es un pedigüeño internacional, no puede ayudar, está preso de esa inmensa telaraña que tejió con Chayo y que se desintegrará en cualquier momento, dejándolos caer al suelo como moscas momificadas.

¿Será solo otra pantomima del pueblo cubano? Eso no lo puede adivinar ni Soraya ni Madame Gandara, ya no están entre nosotros, ningún santero cubano puede hacer más nada. Es una lucha entre la miseria del pueblo contra el bienestar de los políticos y los militares cubanos. Será en poco tiempo que el desenlace se verá, o una represión más o la libertad.

(*) Dr. Rogelio Arce Barrantes es médico