Costa Rica
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Ventas de activos es un mal negocio para el país en general

Por Welmer Ramos, exministro de Economía y exdiputado

Los activos del Estado valen por su rentabilidad y por la función social que cumplen.

Si el Señor Presidente viene a proponer la venta de activos, no puede ser con base en ocurrencias,  es necesario cimentar las decisiones de Estado con estudios de costo-beneficio, económicos y sociales que, sin lugar a dudas nos muestren a la ciudadanía las bondades de la medida. Y el presidente no lo ha hecho.

Pero si hay estudios recientes de investigadores serios que muestran que el sistema bancario está sumamente concentrado e impone costos muy a los costarricenses, por lo que ahondar más en este defecto es económica y socialmente contraproducente.

El margen de intermediación financiera de los bancos públicos a junio del 2022 es 103 puntos básicos más bajo que el de los bancos privados y las tasas activas promedio, esto es las tasas cobran por los préstamos que otorgan, son más 350 puntos base más altas en los bancos privados, ahí están las referencias del Banco Central para que usted las corrobore. 

Pero más aún, son los bancos públicos los que tienen bancarizada a Costa Rica entera, a cada pueblito que vayamos encontramos una agencia, un cajero, un servicio: en Aguas Claras de Upala y en San Vito, etc.

Pues estos no solo se persiguen el afán de lucro, sino la bancarización y el servicio. Esto no es así con los bancos privados y no por defecto, sino por la naturaleza misma de los objetivos que persiguen sus accionistas y juntas directivas. 

Pero la sola presencia de bancos en toda Costa Rica nos facilita la vida en mucho y, no por demás, somos el tercer país de América más bancarizado. 

Si los bancos públicos dan más servicios y si cobran menos, no se pueden valorar solo por su rentabilidad financiera, sino por el contrapeso en la competencia que aportan y por los servicios sociales que brindan. 

En un mercado de crédito de Costa Rica es de ¢27,7 billones, por lo que cada punto porcentual, de más, en intereses  que cobren los entes financieros significan ¢270.000 millones por año, en exceso, que deben pagar las familias y las empresas (pymes principalmente) a los entes financieros.

Solo esta última cifra valida cualquier esfuerzo por tener la banca pública que tiene Costa Rica hoy.

Desde luego que esos activos tienen muchos novios privados pero los necesitamos que sean de todos y todas para bien del desarrollo. Mañana podemos añadir más.