Costa Rica
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Vivimos en la sociedad del hedonismo y la falta de solidaridad

Columna Poliédrica

Realmente uno no entiende muy bien para dónde va este mundo y en particular un país como Costa Rica. Cuando vemos la realidad en que estamos y al mismo tiempo leemos lo que pasó en la primera mitad del siglo XX, a uno le parece que se está repitiendo la historia; se trata, para decirlo en bonito, de aquella condena de que los pueblos que no aprenden de su historia, están condenados a repetirla.

Las ideas que provocaron los regímenes totalitarios en  Europa han vuelto a ponerse de moda. Uno hubiese imaginado que el nazismo de Hitlel o el faciscismo de Mussolini quedarían enterrados para siempre después de la Segunda Guerra Mundial, sin embargo, ello no ha sido así, en la actualidad asistimos a una ola de ideas de ultraderecha que han hecho eco no solo en Europa sino también en América; desde Trump en el norta hasta Bolsonaro en Brasil, nos hemos llenado de populista de derecha que, en no pocas ocasiones, rozan las dictaduras militares de los años sesenta y setenta en América Latina.

Costa Rica no parece ajena a este fenómeno. El Presidente de la República ha venido desarrollando un discurso muy similar a los personajes que hemos mencionado, el Tribunal Supremo de Elecciones permitió que los partidios políticos religiosos pudieran participar en la política costarricense y esa circunstancia nos asemeja a lo que viene pasando en otros países latinoamericanos, se trata de un problema que muy pocos han viso venir y que está perjudicando la legitimidad del Estado democrático y social de derecho.

Es evidente que en Costa Rica también tenemos problemas para recordar nuestra historia. Y no estamos hablando de una historia lejana, hablamos de la historia reciente, de esa de los últimos treinta y cinco años; en palabras sencillas, nos enfrentamos a una buena cantidad de personas que no conocieron a la sociedad del bienestar, a la de Costa Rica de la clase media robusta, donde las instituciones públicas eran objeto de admiración y respeto.   

Las sociedades actuales se caracteriza por su hedonismo y falta de solidaridad. Vemos que cada vez hay más personas que no pueden satisfacer sus necesidades básicas y volvemos a ver para otro lado, la indiferencia se ha apoderado de todos y lo único importante es el interés individual; la cultura del egoísmo nos ha invadido y cautivado, mientras nosotros estemos bien lo demás no importa, cada uno de nosotros vive en su propio mundo y pronto en el metaverso. La realidad cada día se nos presenta más fragmentada.

La Costa Rica de la solidaridad y de la preocupación por lo social ha quedado atrás. Lo peor es ver a los más perjudicados defendiendo a quienes han promovido y concretado este modelo invidualista y excluyente; es decir, nada más patético que ver a las víctimas defendiendo a sus verdugos, al que está asfixiado por el sistema financiero defendiendo a los banqueros, en fin, el rumbo que llevamos es el de una sociedad decadente y la única esperanza es que toquemos fondo para ver si surge un nuevo modelo a partir del desastre.

Vivimos en la época del salvese quien pueda. Que cada quien se la juegue como pueda.

 (*) Andi Mirom es Filósofo

andimirom@gmail.com

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