Estados Unidos impuso el martes sanciones financieras contra dos comandantes de los rebeldes hutíes de Yemen, acusados de haber "orquestado ataques" contra civiles, países vecinos y navíos comerciales.
Estas medidas llegan después de que el presidente Joe Biden anulara la inscripción de los hutíes en la lista negra de organizaciones terroristas, decidida al final del mandato de su predecesor Donald Trump.
Las organizaciones humanitarias temían que esa clasificación dificultara el envío de ayuda a las vastas zonas controladas por los insurgentes, y que ello derivara en una hambruna de gran alcance.
El gobierno de Biden ha explicado que esta marcha atrás está motivada por razones puramente humanitarias, y trata desde entonces de encontrar otros medios para alzar el tono contra los hutíes y empujarles a negociar una solución política al conflicto.
Las sanciones contra Mansur al Saadi, presentado como comandante de las fuerzas navales de la rebelión, y Ahmad Ali Ahsan al Hamzi, comandante de las fuerzas aéreas, obedecen a esta lógica.
"Estados Unidos condena la destrucción de sitios civiles por los militantes hutíes sancionados hoy", declaró el Tesoro estadounidense en un comunicado.
Sus actos "buscan promover las intenciones desestabilizadoras del régimen iraní", apoyo de los hutíes, y "alimentan el conflicto yemení, desplazando a más de un millón de personas, y empujando a Yemen al borde de la hambruna", añadió.
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