Guatemala
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Belice: otro atraso a las negociaciones

Causó sorpresa en la cancillería guatemalteca, por desconocerlo, la nueva reclamación de Belice contra Honduras acerca de su presunta soberanía del Cayo Zapotillo, islote no incluido en las negociaciones entre ambos países iniciadas en junio del 2019, sin la participación mexicana. No se necesita ser genio para darse cuenta de la intención de la parte reclamante: atrasar las fechas de la negociación, porque ocurre a pocos días de la fecha planificada a México para manifestar si tiene interés en ese cayo. Si bien Belice ya no es colonia británica, sus lazos con la Corona se mantienen hasta cierto punto normales, y el caso no interesa demasiado a las poblaciones, curiosamente de origen kekchí la mayoría, a pesar de su presencia afrodescendiente en la parte sur, cercana a Livingston.

Los beliceños han mantenido hostilidades contra Guatemala, y cuentan con sólido apoyo internacional, del cual carece nuestro país, a la vez muy disminuido en la importancia otorgada por la comunidad internacional. La posición guatemalteca siempre ha sido débil, en el siglo XIX porque Gran Bretaña era el imperio, en el siglo XX por las dos guerras mundiales. Desde hace muchos años están restablecidas las relaciones políticas y económicas, pero se ha mantenido flotando en el aire la posición guatemalteca. Esta hostilidad ha significado incursiones militares beliceñas, con ciudadanos guatemaltecos muertos, y por ello la principal tarea diplomática es negociar el fin de estos ataques, así como el robo de maderas preciosas a lo largo de la línea fronteriza.

Hay un caso poco conocido, al ser fronterizo el río Sarstún, el territorio guatemalteco comienza a la mitad de su ancho. Sin embargo, en algunos mapas esta línea se muestra coincidente con la ribera y de hecho impediría el uso libre de esa vía fluvial. Como se ve, el caso de las negociaciones con el país vecino no ha sido bien llevado, y de las razones se puede discutir muchísimo. El pequeño territorio beliceño y la falta de posibilidades de defensa lo convierte en presa fácil de grupos ilegales como los relacionados con el narcotráfico, el robo de piezas arqueológicas y de maderas preciosas. Todo esto sin duda afecta a Guatemala, porque de hecho la frontera entre los países es inexistente entre la selva.

En la práctica, a la población de Belice no le interesa pertenecer a Guatemala, y viceversa. La principal prueba de la aceptación de ser ambos países distintos lo constituye la presencia de embajadores acreditados. Es caso cerrado. El tema en realidad más notorio entre esas relaciones lo constituye el turismo arqueológico y la propiedad de los cayos, cuya belleza es enorme y ha tenido la astucia de promocionar sus alrededor de 900 vestigios mayas, como el de Kunan Tunich, situado a poca distancia de la frontera con Petén.

La reciente captura de un marero salvadoreño cabecilla de la Mara Salvatrucha con acciones en El Salvador, Honduras y Guatemala, implica los buenos resultados de la aplaudible actividad de los departamentos de investigación de la Policía Nacional y otras agencias de la ley. Sin embargo, es una consecuencia indirecta pero letal de los miles de capturas de estos delincuentes del vecino país, quienes se han fugado al nuestro para escapar de las acciones ordenadas por el presidente Nayib Bukele durante los casi nueve meses de capturas realizadas gracias a las ocho ampliaciones del estado de emergencia decididas por el Congreso donde el mandatario reina e impera.

Nadie en su sano juicio critica el hecho de las capturas, porque han representado una disminución de los crímenes, asaltos, robos y secuestros de los mareros salvadoreños. Pero es peligrosa para los guatemaltecos la presencia de estos delincuentes, quienes se unen a las bandas locales, trenzadas en una lucha interna y también contra las autoridades. La conclusión es simple: aumento del presupuesto para aumentar el número de agentes, extradición a los salvadoreños, acciones coordinadas entre los países y aplicación de penas severas. Pero sobre todo falta de corrupción en la compra de equipo.