Guatemala
This article was added by the user . TheWorldNews is not responsible for the content of the platform.

Potencial turístico exige estrategias innovadoras

Desde hace décadas, sucesivos gobiernos guatemaltecos han proclamado el turismo como uno de los grandes pilares económicos para lograr una consistente y sostenida mejora del país. En efecto, así es o así debería ser, debido a que se trata de una industria que tiene el potencial de generar decenas de miles de empleos directos e indirectos. Así lo demostró el impacto de la suspensión sanitaria por la pandemia, que conllevó un devastador efecto en cientos de empresas dedicadas a la venta de productos y servicios.

La reactivación económica ha sido lenta y paulatina. Quienes lograron sobrevivir al desastre están de regreso en la provisión de viajes, hospedaje, alimentación, organización de eventos de todo tipo, aunque todavía sin recuperar los niveles del 2019. Lo adecuado sería emprender una estrategia integral para atraer visitantes, pero esto difícilmente marcará una diferencia si solo se sigue apelando a los mismos destinos de siempre.

En este inicio de año, Guatemala participó en la Feria Internacional de Turismo (Fitur) 2023, que tuvo como sede a España. Muy celebrado fue el bazar presentado por el Instituto Guatemalteco de Turismo (Inguat), que incluso ganó un reconocimiento de la actividad como el mejor estand de país. Hará falta ver el impacto real, concreto y cuantificable que puede tener esta exhibición, así como la continuidad en la promoción de los destinos turísticos.

Según datos proporcionados por el Inguat, en el 2022 llegaron al país un millón 844 mil 700 visitantes, cifra que representa un incremento del 64% más que los 666 mil registrados en el 2021. Con una menor extensión de áreas protegidas, menos sitios arqueológicos, volcanes y tesoros coloniales, la hermana república de Costa Rica consiguió atraer a 2.3 millones de turistas en el 2022, de los cuales más de la mitad llegaron provenientes de Estados Unidos.

Mucho se ha analizado acerca de las causas de esta diferencia abismal que ya existía antes de la pandemia. En el 2019, Guatemala registró 2 millones 559 mil turistas, mientras que Costa Rica recibió a 3.2 millones. Quizá el principal factor diferenciador es la seguridad pública y la percepción de violencia, pero también en aquel país existe una decidida apuesta por la preservación efectiva de la biodiversidad y los ecosistemas, promovidos y mercadeados con eficiencia.

Las deficiencias de conectividad vial, la conflictividad latente y la falta de oficinas descentralizadas y especializadas en gestión turística con pertinencia cultural terminan por afectar el esquema de recuperación y aprovechamiento del potencial guatemalteco en ese ámbito.

En realidad, nadie está negando el valor de destinos tradicionales como Antigua Guatemala, el lago de Atitlán, Tikal y Río Dulce, tan solo por citar algunos. Sin embargo, existen verdaderas maravillas mayas como Piedras Negras, Aguateca, Dos Pilas o Mirador que podrían convertirse en nuevos atractivos sostenibles. Lo mismo vale decir de cascadas, nacimientos de ríos y lagunas de inmensa belleza cuyos nombres no se mencionan en las guías oficiales.

Lo usual es repetir lo mismo esperando tener resultados distintos, y así no se llegará lejos. Baste decir que la guía elaborada para la Fitur 2023 tiene copiados muchos de los datos de la estrategia de turismo lanzada en el 2015, únicamente con distintas ilustraciones.