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Luciano Gutiérrez Paz, el ginecólogo que convierte los sueños en vida

Texto: Paola Mejía V. 

Fotos: Archivo Centro Vida FIVGO

Lo primero que se observa al entrar al Centro Vida FIVGO, ubicado en la calle Pinilla y 6 de Agosto, en La Paz, es un cuadro de pared a pared con fotografías de embriones que hoy ya son niños y adolescentes. “Ese es el inicio de la vida”, dice sonriendo Luciano Gutiérrez Paz, mientras señala con el dedo índice a uno de los embriones. 

Gutiérrez Paz, y su hijo, Luciano Gutiérrez Pérez, han perdido la cuenta de la cantidad de mujeres a las que ayudaron a cumplir el anhelo de convertirse en madres. No obstante, pese a los resultados, ambos creen que siempre puede brindarse un mejor servicio. Por ello, ayer, presentaron las nuevas instalaciones de su centro de reproducción asistida. 

Pero ¿qué hay detrás del médico que ha sido apodado como “el doctor milagro”?

-¿Por qué decide ser ginecólogo Luciano Gutiérrez Paz?

Cursé mis estudios universitarios en la Universidad Mayor de San Simón (UMSS), en Cochabamba, y recuerdo muy bien que quería hacer otra especialidad. Yo era médico residente en la clínica San Francisco y allí conocí a grandes maestros, todos ginecólogos, que, por razones que desconozco, querían que yo fuese ginecólogo también. Siendo interno, realicé una cesárea, algo inaudito, y no puedo describirte lo que sentí cuando tuve a ese bebé en mis brazos. Creo que ese fue el momento clave en el que decidí ser ginecólogo. 

-¿Por qué eligió La Paz para desempeñar su rol médico? 

En mi despedida de Montevideo, el lugar donde hice mi especialidad de tres años, uno de mis maestros me preguntó: “¿Dónde vas a ir a trabajar?”. En ese momento mi deseo era vivir en Cochabamba, desempeñarme en el lugar donde me había formado. Sin embargo, muchos de mis profesores me aconsejaron que apueste por La Paz. Y, aunque mi deseo era otro, seguí una corazonada y me mudé a la sede de gobierno. 

-¿Cómo se abrió camino en una ciudad donde no conocía a nadie?

Llegué a La Paz y me presenté a la OPS (Organización Panamericana de la Salud) y ahí estaba trabajando un médico colombiano, quien me recomendó para desempeñarme en el hospital Juan XXIII, en la ciudad de El Alto, que claro en ese entonces todavía era La Paz. Cuando llegué al hospital me dijeron: “Doctor todo lo que tiene que hacer por ahora es mirar, está prohibido tocar paciente alguno”. Yo acepté. Pasó el tiempo y resulta que, una mañana a las 7.55 am, me convocan para una cirugía de emergencia a una embarazada que estaba por morir. Salvamos ambas vidas. A las 11:00 me llamaron de la dirección del hospital. Yo estaba seguro de que tenía las horas contadas para irme, pero, en cambio, recibí un memorándum para trabajar oficialmente en el hospital como ginecólogo.  

-¿Cómo fue su experiencia en el hospital Juan XXIII?

Tengo gratos recuerdos, pero esto que estás viendo (señala la habitación) es enorme. Mi consultorio era muy pequeño, medía tan solo nueve metros cuadrados. Me acuerdo haberle dicho a mi esposa: “Algún día quiero tener un consultorio cómodo y dejar algo lindo para todas las mujeres”.

-¿Cómo empezó su interés por la reproducción asistida?

En un principio no me gustaba, no me llamaba la atención. En un congreso logré conocer al doctor Juan Carlos Manara, una eminencia en el campo de la ginecología y obstetricia y, junto al biólogo Ariel Ahumada, me impulsaron a enfocarme en la reproducción asistida. 

-¿Así fue cómo nació el Centro Vida FIVGO?

Sí, de esa manera nació el centro en 2003. Y créeme desde el inicio de esta aventura apunté a tener un centro que esté entre los mejores del continente, para que nuestras pacientes, es decir,mujeres bolivianas, no gasten tanto dinero buscando respuestas y soluciones en otros países.

-Han llegado mujeres de todas partes del mundo para ser atendidas por ustedes. ¿Cómo se siente al respecto?

Tenemos un alto índice de mujeres bolivianas que han sido atendidas por nosotros, pero también tenemos pacientes de Arabia Saudita, pacientes de Italia, Estados Unidos, España y otras partes de Sudamérica que se han enterado sobre nosotros a través del “boca a boca” y a través de las redes sociales, a quienes hemos demostrado nuestro trabajo con resultados.  

-Así fue como llegó una mujer desde Barcelona de 54 años que quería ser madre…

Exactamente. En Barcelona a ella le realizaron cuatro tratamientos para que pueda ser mamá, pero todos fracasaron. Llegó a Bolivia con la esperanza de poder adoptar. Ya estando aquí le hablaron del Centro Vida FIVGO. Nos buscó, la atendimos, le ofrecimos el tratamiento, y ella dispuesta a hacérselo llamó a su jefe para avisarle que se quedaría en Bolivia. Tiempo después la señora volvió a España con mellizos. Fue un caso histórico para La Paz, y para nuestro país, que realmente me hizo sentir orgulloso del trabajo que hacemos en el centro y, sobre todo, me sentí orgulloso de mi hijo, que me ha superado y a quien ahora solo me toca apoyar.

-¿Qué se siente trabajar codo a codo con su hijo? 

Para serte honesto me siento muy feliz y orgulloso de él porque veo lo que logra a través de los resultados. Son cada vez más las mujeres que logran cumplir su sueño de ser madres. 

-Ayer fue la presentación oficial de las nuevas instalaciones del Centro Vida FIVGO…

Sí. Es algo en lo que veníamos trabajando hace bastante tiempo y que por fin es una realidad. Estamos muy emocionados de ofrecer a todas las mujeres —tanto bolivianas como extranjeras— un servicio mejorado, instalaciones más amplias y cómodas, con el objetivo de que la experiencia con nosotros sea la mejor. 

-¿Cuáles son las novedades que ofrece el nuevo y mejorado Centro Vida FIVGO?

Hicimos un estudio minucioso de lo que se ofrecía en otros países. Todo lo recabado lo trajimos a Bolivia. ¿Por qué no podríamos tener un centro de reproducción asistida al mismo nivel o incluso superior que de los de afuera? Además, tenemos excelentes médicos en el país, por esta razón, estamos habilitando un consultorio para que médicos —que así lo deseen— puedan traer a sus pacientes al centro, puedan examinarlas junto con nosotros, podamos discutir el caso y entre todos hablar sobre un tratamiento que podamos ofrecer. Nos interesa colaborar con la mayor cantidad de ginecólogos bolivianos y apoyar en su formación. 

-¿Qué siente cuando ve las nuevas instalaciones del Centro Vida FIVGO y recuerda esa habitación de nueve metros cuadrados en la que trabajó por primera vez?

(Solloza) Recuerdo a mi madre, Nola Paz. He cumplido con ella porque siento que estoy haciendo algo que le prometí, estoy, de cierto modo, velando por la salud de esos seres tan maravillosos como son las mujeres. He logrado concluir el sueño que ella tenía. Aprovecho la oportunidad para agradecer infinitamente a mi esposa y a mis hijos que me han acompañado en este sueño de hacer algo importante para las mujeres. 

-Su recomendación para todas las mujeres…

Que por favor se hagan sus controles ginecológicos anualmente. No olvidemos que la mayor causa de muerte en mujeres —cerca al 85%— es el cáncer, ya sea de mama, de cuello uterino, de útero o de ovarios. 

-Y para aquellas que desean ser madres y no han podido lograr ese anhelo…

Que en el Centro Vida FIVGO estaremos con las puertas y brazos abiertos para atenderlas y convertir sus sueños en vida.